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Castilla y León
Rey admite que las tasas universitarias son «algo altas», pero peleará para bajarlas
El consejero de Educación asegura que es «amigo del Gobierno, pero más de la verdad» y pide cambios
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«Las tasas universitarias están algo altas y vamos a pelear por bajarlas esta legislatura». Así de claro se muestra el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, quien es crítico cuando considera que debe serlo.
«Las tasas universitarias están algo altas y vamos a pelear por bajarlas esta legislatura». Así de claro se muestra el consejero de Educación de la Junta de Castilla y León, Fernando Rey, quien es crítico cuando considera que debe serlo, pero es leal, sobre todo a la estructura institucional y al ordenamiento jurídico.
«Soy amigo del Gobierno, pero más de la verdad». Con esta cita, parafraseando a Aristóteles, Rey explica que es una lealtad que va más allá de los partidos políticos, las formas y los grandes discursos, sino que emana de un convencimiento íntimo de que así deben ser las cosas para el buen funcionamiento del Estado de Derecho.
No podía ser de otra forma siendo, como es, uno de los grandes constitucionalistas que tiene la Universidad española. Esa lealtad le lleva a cuestionar decisiones del Gobierno como la implantación de la reválida de cuarto de la ESO porque considera que se introduce un obstáculo innecesario en el desarrollo de los niños que van más justos o a defender que en términos generales la Lomce puede ser un buen modelo con algunas reformas en las que debe evitarse la tentación de politización y sostiene que la sociedad española no es la de 1978 por lo que en algún momento habrá que revisar los acuerdos con la Santa Sede y asegura que los debates sobre la religión católica en las aulas son «viejunos y de ideas rancias».
En lo inmediato, el titular de Educación califica de catástrofe para el sistema educativo la falta de unos presupuestos porque impedirá poner en marcha novedades, convocar oposiciones o invertir en los centros y carga contra la política madrileña: «Esos señores no tienen ni idea de lo que es este país y de lo que necesita».
Asimismo, apuesta por que los próximos dos cursos la prueba final de Bachillerato sea lo más parecido ala Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) actual y diseñar después una prueba nacional y avanza un proyecto para transformar la escuela mediante la digitalización «porque la preparación de los niños no puede ser como si fueran a presentarse a oposiciones a notarios».
El consejero de Educación adelanta alguno de sus proyectos: el diseño de centros con experiencias pedagógicas innovadoras, incidir en el bilingüismo en infantil tras una evaluación que ha arrojado mejores datos de los esperados, un debate sobre la posibilidad de fusionar centros dentro de la misma localidad o la exigencia de un alto nivel de inglés para obtener el título universitario.
Respecto a la Universidad, avanza la posibilidad de que a lo largo de la legislatura bajen las tasas, aunque sostiene que no le consta que por 120 euros al año más, los alumnos salgan de la Comunidad y cuestiona que la reforma universitaria de Bolonia haya supuesto algún beneficio. En lo personal -hace hincapié para dejar clara su independencia- entiende que los rectores deben ser nombrados por un cuerpo electoral de notables. «La Universidad no es un municipio», justifica. «Hay que elegir a gestores de la universidad -no sólo rectores, sino decanos o directores- a los que se les exija el cumplimiento de deperminados objetivos», asegura, aunque recalca que se trata de una opinión personal y no de la Junta de Castilla y León.
Considera que se debería suprimir la tasa de reposición del profesorado porque introduce rigidez en el sistema y ningún ahorro económico y asegura que, aunque eso es algo que depende del Ministerio de Hacienda, es un clamor universal al que se une.
También manifiesta su agrado por la anterior estructura universitaria en la que había carreras de tres y cinco años. Considera que a las de tres años no se les hizo un favor pasándolas a grados de cuatro cursos aunque los impulsores del nuevo sistema universitario conocido como Bolonia dicen estar satisfechos.
Sin embargo, explica que llevamos muchos años cambiando constantemente el sistema educativo y que no le da «la impresión de que hayamos salido ganando con el cambio».
En cuanto a la financiación de los centros de enseñanza superior, explica que las cuatro universidades públicas de la Comunidad sostienen posturas incompatibles teniendo en cuenta la limitación de los fondos, por lo que finaliza aseverando se seguirá trabajando en la competitividad para que los mejores investigadores se vean recompensados.
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