Gastronomía

Alta gastronomía, fantasía e ilustración en torno al pulpo

Popo Pulpín es un concepto arriesgado de restaurante ya que apuesta por dar protagonismo al pulpo, tanto dentro como fuera de la cocina

El ambiente del restaurante es joven, alegre y distendido para disfrutar de la comida sin ataduras
El ambiente del restaurante es joven, alegre y distendido para disfrutar de la comida sin ataduraslarazon

No hay duda que Bobo Pulpín, el último gran proyecto de los hermanos Iglesias, del Rías de Galicia, es producto de un concepto innovador dentro del mundo de la restauración.

No hay duda que Bobo Pulpín, el último gran proyecto de los hermanos Iglesias, del Rías de Galicia, es producto de un concepto innovador dentro del mundo de la restauración, un concepto en el que la experiencia gastronómica va más allá de la mera oferta culinaria, en el que la animación y la fantasía adquieren un papel destacado, pero sin ello suponer un menoscabo de la calidad y la relevancia de su gastronomía.

«Cuando te crees que todo lo que haces es creativo, te pones límites más lejanos, te atreves a hacer cosas que el sentido común te dice que no hagas, te vuelves más osado e imprudente», admite Juan Carlos Iglesias, uno de los propietarios del establecimiento, quien justifica así el último proyecto en el que se ha embarcado el grupo. «El Bobo Pulpín tiene una puesta en escena algo arriesgada, puesto que el discurso circula al rededor de la idea de un spin off del Tapas Canete dando protagonismo a su mascota, un pulpito», indica Juan Carlos, quien explica que «dimos a 12 clientes habituales del Cañete un muñeco del pulpo con el que viajaron por todo el mundo y se retrataron en cada destino y a partir de ahí se nos ocurrió hacer una pulpería y adjudicar su paternidad a dicha mascota».

Así nació en Bobo Pulpín, un restaurante en el que tienen un peso importante el grafismo y la ilustración infantil, «donde el hecho diferencial es que hacemos pulpo con recetas de diferentes países que nuestra mascota ha vistado con nuestros clientes», como el típico pulpo a la gallega español, el pulpo tikka masala con garbanzos indio, con bambú y salsa agridulce al estilo chino, pulpo con kimchi y pepino coreano, el cóctel de pulpo mexicano o el sanguchito negro, pulpo frito, salsa anticucho y mahonesa de cilantro típico de Perú.

«El 20% de nuestra carta está basada en el pulpo, algo bastante atípico», indica Juan Carlos Iglesias, para a continuación destacar que «hay mucha creatividad detrás ya que al año desarrollamos 14 recetas en torno al pulpo, como los molletes de sobrasada de pulpo o el embutido de pulpo». «Se trata de un recetario de alta cocina al rededor de este producto, asegura el propietario, quien indica que el resto de la oferta del restaurante, que cuenta con un menú mediodía por 14 euros, son «tapas basadas en recetas con un nivel de ejecución altísimo». «Se trata de tapas conocidas por todo el mundo, pero mejoradas que permiten recorrer muchos caminos en una sola comida», destaca Juan Carlos, ya que se busca que el cliente «pase de un continente a otro, de lo ducle a lo salado...». Y todo ello a partir de un producto de calidad: «la materia primera tiene toda la importancia, es nuestra norma».

Sin embargo, pese a todo ello, «la carga de ilustración y fantasía con la que cuenta el establecimiento se pelea con la credibilidad de la gastronomía del restaurante», apunta el socio del establecimiento, quien lamenta que «es difícil hacer entender que lo que hacemos es alta gastronomía». Y es que en Bobo Pulpín, que cuenta con su propia línea de conservas, no solo se ha querido apostar por un concepto culinario, sino que sus propietarios además han buscado»crear un ecosistema entretenido para un público familiar a partir de la idea de Bobo Pulpín». «Aquí queremos educar el paladar de los niños, ofrecerles comida de adulto con un envoltorio que les resulte atractivo», como la pared de su salón prinicipal, en la que culegan antigüedades de diferentes lugares del mundo asociadas a antepasados del pulpo protagonista. «Esto no todo el mundo lo entiende», admite Juan Carlos.