Cataluña
Amenazan a Duran Lleida por cuestionar el proceso soberanista
«Si sigues así acabarás mal». Es el mensaje que ha recibido el portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, y que pone de manifiesto hasta qué punto han llegado las cosas en Cataluña. Fuentes de Unió descartaron ayer a LA RAZÓN que la amenaza venga de sus socios de Convergència, cuyos dirigentes han sido muy beligerantes con su socio en los últimos días. También apuntaron que no se ha presentado denuncia por este episodio que viene a enrarecer un poco más el clima político. «Duran es una persona respetable que tiene la libertad y la legitimidad para manifestar sus opiniones y nadie en un estado democrático tiene derecho a amenazar su integridad», apuntó el secretario general de Unió, Josep Maria Pelegrí.
La temperatura política en Cataluña está instalada en la parte alta del termómetro y todo indica que no va a bajar, como mínimo entre los socios del pacto de legislatura, dentro de la propia CiU y especialmente entre Unió y ERC, si no ponen mucho de su parte. Hoy por hoy, suenan más alto los reproches que la reivindicación del pacto.
Las tensiones que está provocando las distintas maneras de encarar la consulta soberanista que el pacto de legislatura fija en el año 2014, aunque aplazable si hay motivos económicos, sociales o políticos, se multiplican a medida que se acerca la fecha. Y en Unió están hartos de ser el blanco de las críticas de Esquerra porque Josep Antoni Duran Lleida es partidario de que la consulta sea legal y tenga el mayor consenso político posible.
Ayer el secretario general de Unió y conseller de Agricultura hizo públicas las amenazas que ha recibido el presidente de la formación, «inadmisibles en política», para dar una idea de dónde estamos, antes de querer poner negro sobre blanco sobre la situación de la federación.
El pim-pam-pum de declaraciones y contradeclaraciones ha llevado a pensar que el pacto de gobierno puede estar en peligro hasta el punto de que el presidente de la Generalitat reafirmó el martes en la presentación del plan de gobierno que su intención es agotar la legislatura. Además, el desgaste de la coalición pone en duda su estado de salud, una situación que no ayuda si la intención es dar una imagen de que en Cataluña se está gobernando con el timón enderezado además de estar preparando la consulta soberanista.
El adversario
Pelegrí pidió a sus socios de Convergència que dejen de cuestionar a Duran Lleida, después de que el vicesecretario de Coordinación Institucional, Lluís Corominas, y el secretario de Organización, Josep Rull, salieran el sábado en defensa de ERC porque el presidente de Unió había dicho públicamente que es «el adversario» y cuestionara que la consulta se pueda convocar el próximo año.
Unió reafirmó su compromiso con el Govern y defendió la consulta. Pero aquí el problema radica en que cada partido –e incluso dentro del mismo– hace una interpretación a la hora de leer el pacto. Si bien el presidente de la Generalitat abrió el martes la puerta a que la consulta se convoque al final de legislatura, Esquerra ha reafirmado que no está por la labor de aplazarla, al tiempo que la dirección de Convergència llama al orden a Duran Lleida. En definitiva, una imagen de división y enfrentamiento que nada ayuda a aquello de acercar la política a la ciudadanía.
«Pedimos que algunos dirigentes de CDC dejen de cuestionar las decisiones tomadas de forma conjunta y coordinada entre Convergència y Unió», advirtió Pelegrí, quien dejó claro que quieren «hacer una consulta y la quieren ganar» pero no estamos «en un país de pensamiento único».
El cruce público de reproches puede llevar a pensar que se ha paralizado la convocatoria, aunque en realidad la agenda soberanista sigue con el guión previsto con las reuniones entre las tres formaciones, a la vez que continúa el trámite parlamentario de la ley de consultas.
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