Literatura

Barcelona

Aquella Barcelona de Lorca

El Majestic homenajea el paso del poeta granadino por el hotel hace 80 años, en el que residió durante cuatro meses, con una cena de gala

García Lorca, sobrina del poeta, junto al periodista Víctor Fernández, ayer en el Hotel Majestic
García Lorca, sobrina del poeta, junto al periodista Víctor Fernández, ayer en el Hotel Majesticlarazon

El Majestic homenajea el paso del poeta granadino por el hotel hace 80 años, en el que residió durante cuatro meses, con una cena de gala

De septiembre a diciembre de 1935, Federico García Lorca vivió en Barcelona, en una habitación del Hotel Majestic de Barcelona. Invitado por la compañía de teatro que tenía que estrenar «Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores», con la gran Margarita Xirgu. Durante esos cuatro meses, el poeta granadino llevó a escena cuatro obras de teatro, realizó lecturas de sus poemas, se reconcilió con Dalí, hizo n uevos amigos como Ignaci Agustí o Emili Grau Sala, incluso tuvo tiempo de sufrir algún desengaño. Como despedida a su paso por la Ciudad Condal, el 23 de diciembre de 1935, intelectuales catalanes organizaron una gran cena para homenajear al poeta. Más de 100 personas se acercaron al evento, que costaba 17,5 pesetas, una buena suma para aquella época. Entre los presentes estaban, entre otros, Puig i Ferrater, Carlos Soldevila, Josep Maria de Segarra o Joaquim Ventalló. Un sentido discurso de Lorca cerró un evento cuyos asistentes tardarían en olvidar.

80 años después, y para conmemorar la efeméride, el Hotel Majestic organizó una nueva cena de gala en homenaje al creador de «Poeta en Nueva York». La iniciativa, que partía del periodista de LA RAZÓN y especialista lorquiano Víctor Fernández, contó con la presencia de Laura García-Lorca, que leyó un emotivo escrito de su tío sobre su amor por Barcelona titulado «A las floristas de las Ramblas»

Después le tocó el turno a Fernández, que rememoró el paso de Lorca por la ciudad, explicando paso por paso todo lo que hizo durante aquellos intensos meses. «Un día Santos Torrella se lo encontró caminando por el paseo de Gracia y me contaba que le pareció la persona más triste del mundo en ese momento. Tenía esa capacidad lunar de ser capaz de toda la alegría del mundo a m ostrar toda su melancolía», explicó Fernández, autor de «Querido Salvador, querido Lorquito» «Cartas de Vicenta Lorca a su hijo Federico» o «Mi pueblo y otros textos vegueros.

La cena contó con documentos excepcionales como el boceto original del cartel de «Doña Rosita», de Grau Sala, el programa de mano de la obra y el de «La dama boba», un dibujo de Lorca del 36 y «El romancero gitano», dedicado a Palau i Fabra por el poeta.