Barcelona
Barcelona, ciudad con alma
El historiador y periodista Enric Calpena biografía 2.000 años de una metrópoli que siempre se sintió capital sin serlo
Si Barcelona fuese un personaje literario, sería una especie de fanfarrón con corazón de oro, siempre preocupado por tener la mejor apariencia, convencido de ser mucho más grande de lo que en realidad es. Sería uno de esos personajes que creen determinar su valor por las razones equivocadas, sin darse cuenta en realidad de que en realidad son todavía mucho más grandes de lo que ellos se imaginan. Barcelona es, sobre todo, El Quijote, la ciudad que más se parece al personaje. No es extraño que pasase por aquí en la segunda parte. Porque Barcelona, sobre todo, es una ciudad con alma.
Ésta es la tesis de «Barcelona. Una biografía», (Destino/Edicions 62), de Enric Calpena, un recorrido por 2.000 años de historia de una ciudad que siempre se sintió capital, sin nunca tener un estado detrás para serlo realmente. «Los barceloneses tienen una particularidad a lo largo de la historia, que siempre se han sentido capitalinos y han actuado como tal. Esto ha hecho que se creara una sociedad civil. Tanto es así que en el siglo XI y XII había un feudalismo tan fuerte que se oponía a la autoridad del rey que siempre movió a pactos de limitar el papel de cada uno. El feudalismo barcelonés, por tanto, es uno de los más crueles y terribles de toda Europa. Muchos historiadores internacionales vienen a estudiarla», comenta Calpena.
El historiador inicia un viaje desde los inicios del neolítico a la época romana, en la que Barcelona creció como centro religioso y administrativo, con un gran templo de Augusto que permitía la entrada de 1.000 personas, cuando en la ciudad no vivían más de 1.500. A partir de aquí llegan los 80 años de dominación musulmana, empezando por la desconocida invasión de Almansor o como los adoquines de la calle Ample estaban unidos por las defecaciones de los vecinos. «He intentado captar los momentos más significativos de su historia, así como los episodios más llamativos para capturar el alma de Barcelona a lo largo de su historia», señala Calpena, que remarca que los barceloneses siempre han estado preocupados por la estética de su ciudad, con furiosas discusiones de, por ejemplo, cómo querían los árboles de las Ramblas.
El libro, que salta del presente al pasado sin ningún problema, es un gran estudio de carácter, como dicen los manuales de ficción, pero documentada hasta la extenuación, con 300 libros consultados sobre quién es de verdad nuestra Barcelona.
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