Barcelona, una ciudad para pensar

Arranca la primera edición de la bienal de pensamiento Ciutat Oberta con más de 120 actividades programadas.

Si una ciudad no sirve para pensar, es que no sirve para nada. Las grandes concentraciones humanas generan una fuerza de atracción que hace que todas las ideas acaben por colisionar en un punto 0 y expandirse después. Por eso, si una ciudad no sirve para pensar es simplemente porque está deshabitada. «Amar una ciudad es como amar a una mujer con la nariz rota, seguro que puedes querer a alguien más hermoso, pero nunca podrás querer a alguien tan real», afirmó Nelson Algren y tiene razón

Barcelona es una de esas ciudades pensantes, una de esas concentraciones masivas de gente cuya excitación e ingenio se confronta todos los días y provoca discusión, fricciones, todo tipo de agresividad dialéctica, lo que genera nuevos espacios de debate donde siempre puede crecer una nueva idea. «Qué extraños fenómenos nos encontramos en las grandes ciudades. Sólo hace falta pasear con los ojos bien abiertos para tropezarse con enjambres de inocentes monstruos», decía Charles Baudelaire. Una idea nueva es un monstruo inocente, y las ciudades están llenas.

Bajo esta premisa, hoy se inaugura la primera edición de la Biennal de Pensamiento Ciutat Oberta, iniciativa del Institut de Cultura de Barcelona que pretende poner en el ágora pública las principales preocupaciones del mundo contemporáneo. Hasta el próximo 21 de octubre se realizarán 64 actividades entre conferencias, talleres, performances artísticas o mesas redondas para hablar de temas como educación, ciudades sensibles, la idea de independencia, los nuevos paradigmas de género e identidad o cuál es el peligro del populismo. «Queremos que toda la ciudadanía se implique, que se haga suyo una biennal que quiere ser un espacio abierto, transversal a todo tipo de pensamientos», asegura Joan Subirats, comisionado de Cultura del Ayuntamiento y gran instigador de este nuevo evento.

Un total de 88 espacios dentro de los 10 distritos de la ciudad acogerán actividades para que todos los barceloneses tengan cerca suyo algunas de estas actuaciones. La primera gran cita será en la plaza Joan Coromines, hoy a las 19.30 horas, con el coloquio «Los líos del género. ¿Por qué los cuerpos importan?», que contará con la presencia de Judith Butler, filósofa post estructuralista y gran voz de la teoría queer.

Un día después, también en la plaza Joan Coromines, Marina Garcés y la crítica literaria Gayatri Spivak, gran teórica sobre los estragos del colonialismo, reflexionarán sobre la educación del futuro. El miércoles, la plaza de Bonet i Muixí acogerá la mesa redonda «Ciutats i soberanismes», con los ponentes Laia Bonet, David Fernández-Cuenca, Marina Subirats i moderado por Xavier Antich. Aunque la estrella del miércoles será el divulgador matemático Marcus du Sautoy que, junto a Victoria Gould, realizarán una especie de performance bajo el título «X&Y. Las fronteras del saber».

El jueves será también un día muy intenso con la conferencia del arquitecto e ingeniero, profesor del célebre MIT, Carlo Ratti, sobre los retos digitales de las nuevas ciudades. Además, José maría Lassalle, Josep Ramoneda, Máriam Martínez Bascuñán y Fernando Vallespín se preguntarán por los populismos y el llamado «poder instituído». A las 19.00 horas, en el Palau de la Música, el pianista Alfred Brendel y el sociólogo Richard Sennett unirán música y pensamiento social en uno de los grandes hitos de esta bienal.

Noche de las librerías

El jueves también será la primera edición de la «Noche de las librerías» en la que 21 espacios del libro abrirán hasta las 23.00 horas con múltiples actividades. A partir aquí se encaminará a una gran recta final con Perejaume realizando en el CCCB una propuesta escénica para concluir esta primera semana de debates. A partir de aquí y hasta diciembre se realizarán otras 60 actividades. En total, serán 142 expertos hablando sobre quién somos y, sobre todo, quienes queremos ser. «Con las ciudades pasa como con los sueños, están hechas de deseos y miedos», dijo Italo Calvino.