ERC
El dilema de ERC: o reformismo o continuidad
El partido debe decidir quién liderará la formación tras una campaña llena de discrepancias personales entre Junqueras y Godàs
Esquerra Republicana encara mañana una jornada que va a decidir el próximo liderazgo del partido. Oriol Junqueras, de Militància Decidim, y Xavier Godàs, de Nova Esquerra Nacional, se ven las caras después de una campaña llena de ataques personales, diferencias y reproches por temas del pasado.
En un contexto de pérdida de credibilidad después de los malos resultados en las últimas citas electorales (autonómicas y municipales), las crisis internas por el escándalo de la Estructura B, y las luchas personales entre Junqueras y Rovira, el vencedor tendrá el reto de «recoser» el partido, de «construir un frente amplio de izquierda soberanista» y de «recuperar la confianza». Lo que ha brillado por su ausencia, eso sí, ha sido la autocrítica. Medio millón de votos perdidos en solo un año, y ninguno de los dos candidatos ha sido capaz de realizar un diagnóstico certero sobre las causas.
A pesar de ello, ERC tiene fuerza parlamentaria suficiente como para condicionar a los gobiernos socialistas de España y de Cataluña. Sin embargo, esa fuerza se ha visto diluida por la imagen proyectada de ser un partido dividido y que, en palabras de Godàs «ha perdido su esencia por intentar gustarle a todo el mundo».
El dilema al que se enfrenta el militante republicano es si votar al presidente del partido durante 14 años, Junqueras, y que pasó años en la cárcel por «defender sus ideas», pero máximo responsable de la formación mientras se producía la sangría de votos y se practicaban las malas artes de los carteles Maragall, o ejercer el voto de «castigo» a Junqueras, representado en Xavier Godàs, que clama por «sabia nueva» y un cambio de rumbo en el partido.
Los candidatos, por su parte, se han enfrentado al reto de convencer a las bases indecisas, a aquellas que en la primera vuelta se decantaron por Foc Nou, candidatura que con más contundencia pedía revisar, o romper, los pactos con el PSC y resolver, caiga quien caiga, el escándalo de la Estructura B. Para ello, Junqueras y Godàs llevan dos semanas incorporando propuestas de Foc Nou a su discurso. El primero recientemente anunció la creación de una comisión de la verdad, liderada por Joan Tardà, para depurar responsabilidades por el tema de los carteles. Sin embargo, a pesar de la insistencia del otro candidato, se ha negado a aclarar qué voto cuando se consultó a la militancia si se investía a Salvador Illa o no. Aunque, eso sí, ha repetido que los pactos con el PSC tienen que revisarse inmediatamente. Por su lado, Godàs, ha incorporado la propuesta literal de Foc Nou: una auditoría externa para investigar la Estructura B; y también ha sido partidario de exigirle a los socialistas cumplir todos los pactos firmados en Cataluña y en Madrid.
Una cosa en la que han estado de acuerdo ambos es en que hay que situar la independencia de nuevo en el foco y convertirla en principal eje de acción sobre el cual giren todas las políticas de Esquerra Republicana. Tanto es así, que Junqueras propuso crear en marzo una ponencia para elaborar ideas que vayan encaminadas a «construir una masa social, económica, cultural y política partidaria de la independencia de Cataluña».
Una campaña de crispación
Si ha habido diferencias en algún plano, no ha sido tanto en el estratégico o ideológico, sino sobre todo en el personal. Esta última semana ha estado marcada por los ataques de Godàs a Junqueras. El candidato de Nova Esquerra le ha recordado en distintas ocasiones que él era el presidente del partido cuando se produjeron el declive y las grietas internas y que, por lo tanto, es el responsable.
Además, le ha acusado de «menospreciar» a su lista, de no querer conocerlo y de ser un hipócrita: «los abrazos fraternos no se declaran, se practican», le espetó en el último debate. Junqueras, por su lado, se ha quejado de «ser el centro de las críticas y de los ataques» y de recibir «bullyng político».
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