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Bruce Bégout: «Mi ficción literaria no está muy alejada de la realidad»

Bruce Bégout: «Mi ficción literaria no está muy alejada de la realidad»
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«Le ParK» es el título del soprendente último trabajado del filósofo francés Bruce Bégout. Con este libro, publicado por Editorial Siberia, Bégout se estrena en la narrativa de ficción, aunque sin dejar de lado su preocupación por los temas de actualidad. Y lo hace narrando un imaginario y espectacular parque de atracciones.

– ¿Por qué una novela para construir una crítica de la especulación tanto inmobiliaria como política, social o del ocio? Hasta ahora usted solamente había publicado ensayos.

– En un principio, este era un texto que debía formar parte de una serie de relatos cortos. Pero es verdad que podría haber escrito un ensayo. Acostumbro a trabajar sobre visiones y, en este caso, veía este espacio. Sin embargo, esta ficción no está tan alejada del ensayo. El narrador que hace el reportaje se hace preguntas sobre este espacio, aporta elementos documentales en el parque. Por eso, la pregunta no es si esto es o no un ensayo sino ¿es esto realmente una no ficción? Es una ficción porque el lugar no existe, pero hay una frontera por algunas de los aspectos que aparecen en el relato. Es una ficción que se presenta como un documental. Lo que se podría denominar como una docuficción.

– ¿Es también su intención la de advertir al lector sobre lo creado o hacia donde podemos llegar?

– Seguro que no lo es. Se trata de animar. No quiero adoptar un punto de vista moral, ya sea tanto por parte del narrador o del autor. Recuerdo que en uno de mis ensayos, el dedicado a Las Vegas, hablaba del objeto crítico. Me refería a un objeto que debía incluir su propia crítica. No es el espectador, ni el autor los que deben emitir el juicio sobre lo que se explica. Es la manera de presentar el objeto lo que debe suscitar o no ese aspecto. En el caso de «Le ParK», tal vez para algunos lectores será un lugar atractivo mientras que otros lo rechazarán. En todo caso, ni el narrador, ni yo hemos de estar representados por la ficción. Lo que he imaginado está mucho más allá de algunos aspectos de la realidad contemporánea. No se trata de decir a mis coetáneos que vayan con cuidado porque ya existen lugares mucho peores que los que se narran en el libro.

– En un momento del libro se afirma que «la historia está repleta de pesadillas, y no hace falta recurrir a las del pasado para comprender el presente. ¿No está de acuerdo con la cacareada frase de Santayana sobre los pueblos condenados a repetir su historia si olvidan su pasado?

– Es una idea que tomó del «Ulises» de Joyce quien veía la historia como una repetición del mal y dice que ella es una pesadilla. «Le ParK» es un espacio que utiliza el pasado, pero de una manera muy seleccionada. Por ejemplo, hay una sala dedicada a los inventores que permitieron la creación del parque, como Walt Disney o Albert Speer. Por tanto, no hay una eliminación del pasado sino una selección. La memoria de los visitantes y de los inventores del parque es también muy selectiva. Es un espacio que no gira hacia el futuro.

– ¿Qué modelos ha empleado para imaginar «Le ParK»?

– Por un lado está la iglesia católica, en su intento por ir contra la reforma protestante en el siglo XVII. Después del Concilio de Trento, promovió el barroco. Por otra parte está los palacios de las monarquias del antiguo régimen donde se inventaban una serie de tecnologías modernas que se empleaban para sorprender al rey y su corte.

– En otros trabajos anteriores, usted hablaba sobre la transformación del espacio. ¿»Le ParK» es una prolongación de esos textos?

– Mi reflexión parte de los entornos que creamos y en los que evolucionamos como seres humanos. Intento entender la experiencia contemporánea, la sensibilidad, la imaginación, la razón... Es decir, todas las facultades humanas, no solamente lo hago desde una manera directa sino indirecta, a través de objetos o espacios.