Ley de Dependencia

Cerca de 110.000 enfermos necesitan cuidados paliativos que no reciben

Identificarlos mejoraría su calidad de vida y el uso de los recursos sanitarios

El 10 por ciento de los mayores de 65 años necesita cuidados paliativos
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Unas 110.000 personas en Cataluña necesitan cuidados paliativos pero no los reciben. ¿Por qué? Porque no siendo enfermos terminales, el sistema no detecta que estos pacientes, por su cuadro médico, podrían beneficiarse de esta atención mejorando así su calidad de vida y reduciendo el uso que de los servicios sanitarios hacen dado su delicado estado de salud. Es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por la Universidad de Vic sobre los ciudadanos de Osona y cuyos datos son extrapolables al resto de la población catalana. Y, sí, el sistema sanitario puede mejorar en este aspecto, y, no, no tiene por qué salir más caro.

El perfil mayoritario de este tipo de enfermo responde a una mujer de 82 años que sufre dos o más enfermedades crónicas (como artrosis, insuficiencia respiratoria y diabetes), presenta limitaciones funcionales y fragilidad severa, suele estar cuidada por un familiar y ser atendida por el centro de atención primaria (CAP). Además, tiene un 20 por ciento de probabilidades de sufrir demencia. En el 50 por ciento de los casos padecen dolor crónico y en más de un 25 por ciento, su estado de salud físico tiene un fuerte impacto emocional. El estudio señala que de los más de 1.000 pacientes que tiene asignados un médico de cabecera, 24 presentan dolencias crónicas avanzadas, pero sólo se identifica un 15 por ciento de ellos. Por ello, la Universidad de Vic, a través de la Cátedra de Cuidados Paliativos que dirige el doctor Xavier Gómez-Batiste, ha establecido un protocolo para identificar y tratar estos enfermos y, así mejorar su calidad de vida y potenciar la eficiencia del sistema sanitario.

Todo el proceso parte de la identificación de este tipo de pacientes y de una primera valoración multidimensional de sus necesidades. Es importante preguntar al paciente por sus valores y preferencias a la hora de ser tratado (si, por ejemplo, prefiere que se le atienda en casa de ser posible) y que se revise tanto su diagnóstico como el tratamiento (a veces, de 8 fármacos recetados se pueden reducir a 4). Luego, se debe identificar qué profesional y qué familiar se hacen cargo del enfermo para que el sistema y el propio paciente los tenga como referencia en el seguimiento de su enfermedad. Asimismo, es necesario establecer quién se ocupa de él fuera del horario del CAP y en caso de urgencia.

Con el objetivo de que en 2015, todos los catalanes puedan beneficiarse de este nuevo enfoque asistencial, la conselleria de Salud, que se ha hecho suyo el estudio y busca implementar el proyecto dentro del programa de prevención y atención al a cronicidad de Cataluña, trabajará dos aspectos. Formará a los profesionales para que identifiquen rápidamente a los enfermos y sepan cómo gestionar el proceso médico y realizará cambios organizativos para, por un lado, situar a los sanitarios de referencia y, por otro, para que estos puedan coordinarse y trabajar de forma integrada con el resto del sistema.

«Se trata de un cambio de cultura», señaló Gómez-Batiste, para «atender de forma más humana y eficiente a los pacientes».