Asuntos sociales
Cuando llevar una prótesis se convierte en un sueño
Un joven camboyano, que sufrió la amputación de ambas piernas, ha vuelto a caminar gracias a la solidaridad
Un joven camboyano, que sufrió la amputación de ambas piernas, ha vuelto a caminar gracias a la solidaridad
La historia de Channeng es una historia de esfuerzo, lucha y superación, pero es también una historia de solidaridad con final feliz. En agosto de 2005, este joven camboyano de 27 años sufrió la amputación de sus dos piernas por encima de la rodilla, así como de su brazo izquierdo. Una mina antipersona le dejó postrado en una silla de ruedas muy rudimentaria, elaborada con piezas de bicicleta y cañas. Pero dos años después, su vida daría un vuelco.
Por entonces, Channeng formaba parte de un coro que viaja por el mundo recaudando fondos para una Fundación y durante su visita a Barcelona se le presentó la gran oportunidad de su vida: el Institut Desvern, una empresa catalana especializada en la fabricación de prótesis, accedía a tratar su caso de forma benéfica.
Después de que en Camboya descartaran la posibilidad de ayudarle por la complejidad de sus amputaciones y la escasa calidad técnica de las prótesis en aquel país y tras haber recibido la misma negativa en Estados Unidos y Reino Unido, donde descartaron tratar su caso al considerar que se trataba de una proteización muy compleja que requería mucho esfuerzo por parte del paciente, Joan Vélez, director técnico protésico y socio del Instituto Desvern, dio a Channeng sus primeras piernas protésicas.
«Joven condenado»
«Cuando conocí a Channeng era un joven condenado a ir toda su vida en silla de ruedas. Al tratarse de una amputación por encima de las rodillas hacía muy difícil el que pudiera caminar», explica Joan Vélez, quien sin embargo señala que «pese a ello se le hicieron dos prótesis muy funcionales, de manera que él puediera mantenerlas sin problemas en su país, y a día de hoy Channeng hace una vida casi normal», asegura Vélez, quien recuerda que poder caminar, estar a la altura de las demás personas, es clave para cualquiera pero más aún para quien vive en «una sociedad como la camboyana, con categorías, donde ir de pie es clave».
Una nueva vida
A día de hoy, Channeng camina con la ayuda de una muleta, pero el camino hasta aquí ha sido duro, ya que como recuerda Vélez, quien también lleva una prótesis, «que un amputado de ambas piernas por encima de la rodilla pueda volver a caminar requiere mucho esfuerzo». Pero «si tu prótesis funciona, tu vida funciona», asegura para a continuación destacar que dede 2007 en Channeng se han hecho evidentes varios cambios a nivel personal, sobre todo en lo que se refiere a «su autoestima». Y recuerda que «en Camboya, él es un privilegiado, porque la mayoría de gente no tiene acceso a estas prótesis –cada una de las cuales cuesta 6.000 euros– que, si para nosotros son muy normales, para ellos son un lujo».
Por su parte, Channeng, asegura visiblemente emocionado que «me han dado una segunda oportunidad». «Ya no es sólo el poder caminar, sino el recuperar la esperanza y el amor», afirma el joven, quien pide que «éste trabajo no se quede en mí, sino que se haga con otras personas».
De vuelta a casa tras haber pasado un mes en Barcelona para someterse a su primer cambio de prótesis, el cual fue posible gracias a la Fundación S.A.U.C.E., que se hizo cargo del viaje, al Instituto Desvern.
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