Exposición

Cuando Yorick levantó su calavera

Los hermanos Santilari llevan a la galería Artur Ramon su serie «Siete pecados capitales»

Cuando Yorick levantó su calavera
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Los hermanos Santilari llevan a la galería Artur Ramon su serie «Siete pecados capitales»

La vida, como concepción finita, no puede ser definida. Algo que no sea eterno nunca podrá ser definido, puesto que al ser marcado por esa brevedad, todo lo que se diga de él será falso de antemano. El hombre, por ejemplo, si es definido, sólo lo puede ser por la muerte, que es lo que realmente lo determina en el tiempo. Pero eso es definirlo sólo por lo que no es, o sea, un absurdo. El hombre, por tanto, no puede ser definido, no puede mirarse a sí mismo y decir, «¡yo soy así!», pero sí que puede ser representado. La vida, entonces, se convierte en pura representación. En eso Calderón de la Barca tenía razón, «... que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son». Esto no quiere decir que la vida sea una falsedad, que no sea real, ni mucho menos, sino que no puede definirse, sólo representarse. No hay verdad, sólo estética, la exaltación de la emoción pura. Por ello la única ética posible ha de ser estética o no ser.

Bajo esta perspectiva tan barroca como wittgenstiana se sustenta la abrumadora y alegórica última exposición de los hermanos Santilari, Josep y Pera. La Galería Artur Ramon acoge la muestra «Siete pecados capitales», que presenta lo mejor de su serie de una cuarentena centradas en las diferentes vanidades bíblicas del hombre. Partiendo de la soberbia, continuaron indagando en los otros pecados como la gula, la lujuria, la pereza, la ira, la envidia o la avaricia.

La calavera es el rasgo que homogeniza la serie. Los diferentes trabajos juegan con su gran carga simbólica para representar todo aquello por lo que la sociedad mantiene cuentas con los seres humanos. La utilización del cráneo sirve también para desexualizar la imagen y obviar desde el principio cualquier cuestión de género. No estamos hablando de ninguna búsqueda de identidad propia por el pecado, sino la reducción ad absurdum de lo que es y no es un ser humano.

La calidad del dibujo de las obras y la ausencia de cualquier rastro de pincelada, centra el ojo en la carga dramática del cuadro, que hace que el espectador sienta que se enfrenta desnudo ante las imágenes. El hombre no puede ser definido, pero puede ser representado, y esto es lo que consigue esta vislumbrante exposición. Hasta el próximo 25 de junio, las obras permanecerán en la galería. Los hermanos trabajan sus cuadros por separado, pero crean ritmos paralelos que interconectan todas las piezas. Con unos precios que oscilan entre los 10.000 y los 18.000 euros, hay que ir a verlo antes de que la serie se rompa para siempre.

Josep y Pere Santilari nacieron en Badalona en 1959. Hermanos gemelos, comparten una misma vida, centrada desde la adolescencia en el arte y la creatividad. Licenciadosen Bellas Artes en la Universitat de Barcelona en 1981, no tardaron en dejar su huella en el convulso escenario artístico de los años 80, siempre bajo su obsesión por temas comoel paisaje, la naturaleza muerta y la figura. Desde 1984 trabajan exclusivamente para la galería Artur Ramon Art, pero han realizado célebres trabajos como el cartel de les fiestas de la Mercè de Barcelona en 1987, y en 1998, el de la Fira del Llibre de la misma ciudad. También han expuesto sus trabajos en Londres, Nueva York, Zuric o París. Incluso David Trueba realizó un documental con la obra de Josep Santilari.