Nueva York
Cuentos que lo dicen todo
En el catálogo de Elba, una joven editorial barcelonesa nacida en el otoño de 2010, se mezclan los títulos centrados en el arte -de Picasso a Dalí pasando por Hopper o Giacometti- sin olvidar los de viajes de la mano de autores de la talla de Hemingway o Evelyn Waugh. Quedaba dar el salto a la a la narrativa de ficción, algo que a partir de esta semana es una realidad de la mano de dos autores excepcionales, como son el francés Jean Giono, con «La soledad de la compasión», y el estadounidense Louis Auchincloss con «Historias de Manhattan». Son el pistoletazo de salida de una colección , titulada «Ficciones», que fue presentada ayer por su editora, Clara Pastor, y por el escrito Ignacio Vidal-Folch.
«Los cuentos son una buena manera de poder acceder a autores de primera. Pese a que aquí se considera un género menor, hay escritores muy buenos que han cultivado el género y que son mejores en el cuento que en la novela», dijo Pastor. Para la editora de Elba, la narrativa breve permite decir «cosas grandes» en lo que es un «formato pequeño», un formato ideal en un momento en el que parece que «no tenemos mucho tiempo para leer buenas novelas largas».
Ignacio Vidal-Folch hablo de «Historia de Manhattan», un retrato por una mirada diferente a la clase alta de Nueva York durante el siglo XX, a través de los ojos de un espectador provilegiado como fue Louis Auchincloss, autor elogiado y reivindicado por Gore Vidal y John Kenneth Galbraith. «Este libro, con historias casi todas escritas en primera persona, es raro que haya tardado tanto en publicarse. Sus cuentos están entre sus mejores títulos, en los que todo gira en torno a la clase dirigente neoyorquina», apuntó Vidal-Folch quien definió a Auchincloss, pariente lejano de Jackie Kennedy, como «alguien todo sensatez, bastante pesimista, conservador, con gran respeto por la literatura y con cierta coquetería».
Por su parte, Clara Pastor se refirió a Jean Giono como un escritor que «no sale de la Provenza, salvo en contadas ocasiones. Retrata su mundo, apuntando el inconformismo de la sociedad y los valores eternos. En sus cuentos, muy difíciles de traducir, parece que quisiera ocuparse del papel del ser humano en el mundo». Para la editora, Giono –autor de lectura obligatoria en los colegios franceses– resultaba ser «un hombre fuera de las modas, incluso cuando escribía. Por eso es tan particular e interesante».
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