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Dagoll Dagom con los refugiados

El nuevo musical de la compañía teatral une a Shakespeare con las canciones de Lluis Llach

Roc Casamajor lidera un reparto que incluye a Anna Castells, Cisco Cruz, Mercè Martínez, que interpreta a la voluntaria del centro de refugiados, Marc Pujol, Aina Sánchez, Marc Soler, Elena Tarrats, que interpreta a la niña, y Marc Vilajuana / Mar Orfila
Roc Casamajor lidera un reparto que incluye a Anna Castells, Cisco Cruz, Mercè Martínez, que interpreta a la voluntaria del centro de refugiados, Marc Pujol, Aina Sánchez, Marc Soler, Elena Tarrats, que interpreta a la niña, y Marc Vilajuana / Mar Orfilalarazon

El nuevo musical de la compañía teatral une a Shakespeare con las canciones de Lluis Llach

Los días de lluvia eran crueles, pero cuando salía el sol era mucho peor. Natalia permanecía sentada sobre sus rodillas, con los pies todavía húmedos, bajo una roída tienda de campaña en una sucia playa lejos, muy lejos de casa. Sus ojos miraban perdidos el horizonte, mientras sus labios parecían congelados en un rictus de tristeza y rabia. Hacía tres días que había llegado allí y permanecía en un estado de vértigo petrificado. No se había movido ni un ápice desde que la dejasen sola en aquella tienda y desde entonces no había comido ni bebido nada. Ni siquiera se podía decir que durmiese, aunque también parecía difícil decir que estuviese despierta. El único ruído que hacía eran silenciosos sollozos cada cierto tiempo que el viento levantaba y convertía en alaridos; y lentas lágrimas que le caían al atardecer dando a su rostro extraños brillos.

No era más que una niña, con a penas ocho años. Nadie sabía su nombre, en realidad, pero la llamaban Natalia. No se sabía ni siquiera por qué, pero así la conocían. Había llegado a la playa en otra oleada de refugiados a finales de octubre, huyendo de la guerra de Siria, y había perdido a su familia por el camino. Los cuidadores del campo de refugiados habían intentado interrogarla en diferentes lenguas, pero no había abierto la boca, ni siquiera apartado la vista de ese mar ahora en calma que parecía haber devorado a sus padres.

Cuando el viento convertía sus sollozos en alaridos, el efecto era fantasmal. Allí permanecía, junto a cientos de tiendas como la suya, con miles de personas como ella, cada una con una terrible historia detrás. Pero cuando el horror aparece, se hace el silencio y nada ni nadie importa.

Maite, joven voluntaria a cargo de los niños del refugio, se acercó a ella y empezó a hablarle. No esperaba respuesta, pero quería que oyese su voz, que sintiese que le importaba a alguien, recuperarla de algún modo de donde se había encerrado. Empezó, pues, a contarle la historia de Pericles, personaje Shakespiriano que primero perdió a su mujer en un naufragio, justo después de dar a luz, y que cuando salió en su busca, también perdió a su hjia recién nacida. Maite se tomó su tiempo en contar sus líricas aventuras. Natalia seguía con los ojos fijos en el horizonte, hasta que las lágrimas empezaron a caer con más fuerza. Cuando Maite le explicó el feliz reencuentro entre padre e hija, la niña se giró por primera vez en tres días y se abrazó a Maite como si temiese volver a caerse lejos, muy lejos.

Éste es el argumento del nuevo musical que prepara la compañía Dagoll Dagom. El 26 de septiembre el Teatre Poliorama estrenará «Maremar», un musical con un elenco joven que promete ser un canto humanista en favor de los refugiados. La obra mezcla el drama de Shakespeare «Pericles, príncipe de Tir», con las canciones de espíritu mediterráneo de Lluis Llach y un gran trabajo coreográfico. Texto, música y danza se mezclan así en un espectáculo total con ansias de volver a revolucionar el género. «Cuando vimos que el recorrido de Pericles tocaba las playas de los puntos más convulsionados por el drama de los refugiados nos dimos cuenta que la relación era evidente. Al principio queríamos hacer una comedia de aventuras, pero vimos que podíamos ir mucho más allá», señaló ayerJoan Lluis Bozzo, director de la pieza.

La obra cuenta con un joven elenco de nueve intérpretes liderados por el actor Roc Casamajor, que interpreta a Pericles. Los demás dan vida hasta un total de 30 personajes, en una obra que les exigirá actuar, cantar y bailar a la perfección. Las canciones, con nuevos arreglos, serán interpretados a capella, con algunos elementos de percusión y apariciones sorpresa de instrumentos tocados por los mismos actores. Andreu Gallén se encarga de la música, mientras Ariadna Peya prepara la coreografía en un montaje de gran lirismo y emoción. «Por una vez la danza está a la misma altura que el texto y la música y eso es estupendo», confiesa Peya.

Canciones para que los jóvenes descubran a Llach

Llach ha dado total l ibertad al legendario grupo para que hagan y deshagan sus canciones a voluntad, «con una generosidad increíble», cuenta Bozzo. En total se ha escogido entre doce y catorce canciones, la mayoría con temas centrados en el mar. Allí están, por ejemplo, «Corrandes d'exili», «Maremar», que da título a la obra, «Un nuvol blanc», «Abril 74» o «Cant de l'enyor» que sirve de impactante prólogo de la obra y muestra el tono emocional y mediteráneo de toda la obra. «Lach es un gran cantautor que ha marcado la banda sonora de muchas generaciones, pero la gente joven quizá no lo conoce. Si con el musical conseguimos acercárselo, eso nos hará felices», dice Anna Rosa Cisquella.