Cataluña

De Lugo a Sant Hilari

La Razón
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En tiempos de antaño existía un lentísimo ferrocarril Barcelona-La Coruña llamado «El Shangai» que comunicaba los dos extremos de España y facilitaba la inmigración. Ahora, en plena epidemia separatista, ha surgido un inesperado vínculo de unión entre las gentes y tierras de España: la corrupción y sus escándalos consiguientes.

En efecto, por un caso de corrupción de Orense se han descubierto las tramas de Pokémon y Manga que alcanzan el corazón de la «Cataluña catalana»: el Consell Comarcal de La Selva y el señor alcalde de Sant Hilari, Robert Fauria, con una ramificación que llega hasta Figueres. A esto podríamos adjuntar las componendas fraguadas en Madrid por líderes separatistas y ejecutadas en el Principado.

Cataluña no es peor ni mejor en esta materia, pero indudablemente está hermanada con el resto de las regiones españolas. La corrupción también tiene una curiosa derivada, pues en un mismo «affaire» aparecen partidos políticos y personalidades muchas veces enfrentadas por sus ideas y modos de proceder, pero ahora unidos por la estafa. Indudablemente, la variedad regional también se manifiesta, como es el caso de la extorsión a través del Palau de la Música de Barcelona o los informes detectivescos sobre el cultivo de las avellanas encargados por el anterior tripartito que gobernó Cataluña. La condición humana es así.

En fin, visto lo visto, lo primero que tendría que firmar la hipotética futura Cataluña independiente es un tratado de extradición mutua con lo que quede de España y crear una unidad policial conjunta para investigar todos estos asuntos.