Cataluña

Del riesgo de exclusión social al mercado laboral

El 84% de las 40.685 personas vulnerables que encontraron empleo con el programa «Incorpora» de la Obra Social la Caixa sigue trabajando.

Momento de la celebración del X aniversario del programa Incorpora de La Caixa en Barcelona.
Momento de la celebración del X aniversario del programa Incorpora de La Caixa en Barcelona.larazon

El 84% de las 40.685 personas vulnerables que encontraron empleo con el programa «Incorpora» de la Obra Social la Caixa sigue trabajando.

«Lo más importante es ver feliz a mi familia, a mi padre y a mi madre, que vieron como me caía y que ahora estoy en la cima». Para Juan Carlos Quintana estar en la cima era tener un trabajo, pero no tanto por el dinero que ingresa cada mes, sino porque «me siento valorado», dice. Es una de las 40.685 personas en riesgo de exclusión social a las que la Fundació Obra Social La Caixa ha ayudado a encontrar un empleo a través del programa «Incorpora», que acaba de cumplir 10 años, casi tantos como los que Juan Carlos lleva trabajando para Decotec, «limpiando la depuradora y colaborando con la logística de los caminones».

Su vida cambió el día en el que un psiquiatra del Hospital de Arenys de Munt le puso en contacto con Bernardo Muñoz, técnico del programa «Incorpora» de la Fundación Privada El Molí d’en Puigvert, una de las 118 entidades que colaboran con el proyecto. Juan Carlos, que tiene una enfermedad mental, cuenta que «hacía tiempo que quería trabajar, pero tenía dificultades para aprender o mantener conversaciones y no sabía por dónde empezar». Y ahí estaba Bernardo para darle un empujón. Empezó con un trabajo temporal, limpiando. Luego saltó a Decotec y ya lleva nueve años. «Vivo solo y tranquilo, soy responsable para cumplir con mi trabajo y los que me rodean me entienden y me quieren, algo muy importante para mí», explica, mientras su jefe, Salvador Chamizo, asiente.

Para la empresa donde trabajan, «el acompañamiento de “Incorpora” ha sido muy importante», detalla Salvador, porque «hay cosas de las personas con discapacidad que desconocíamos».

En el programa participan 10.517 empresas, de las que sólo las que contratan personas con discapacidad tienen beneficios fiscales. El resto «encuentra una forma eficaz de cubrir un puesto de trabajo con personas motivadas y preparadas», subraya Bernardo. «Analizamos muy bien qué trabajo necesita cada empresa y después buscamos y preparamos una persona que encaje», detalló el responsable del programa social, Jaume Farré.

Entre las personas que han recibido la ayuda para encontrar trabajo, el 27 % tiene una discapacidad (un 42 %, física, y un 28 %, mental). Si bien es el colectivo que más ayuda necesita, no es el único. Un 24 % son parados de larga duración de más de 45 años; otro 24 %, padres o madres de familia entre los 30 y los 45 años, otro tanto por ciento, jóvenes en riesgo de exclusión que llevan en la mochila el peso del fracaso escolar, y el 5 % son reclusos en régimen de tercer grado, de los cuales, tres de cada cuatro encuentran un trabajo en un año. Finalmente, hay un 1%, de mujeres víctimas de la violencia de género y otro 1 % de personas que tuvieron adicciones.

Sólo un 16 % de los contratados no tienen trabajo a día de hoy. El 84 % restante trabaja, motivo por el que ayer por la tarde el director general de la Fundación Obra Social La Caixa, Jaume Giró, y la presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercè Conesa, brindaron en un acto presentado por la periodista Lídia Heredia, en el que se dieron los reconocimientos a la Empresa decana vinculada al proyecto, la empresa con más inserciones, la empresa implicada en la mejora de la empleabilidad y el emprendedor «Incorpora».

Emprendedores sin aval

Este último premio fue para uno de los 430 emprendedores a los que el programa ha ayudado a desarrollar su proyecto a través de MicroBank y una financiación de hasta 25.000 euros. Como Fausto Luna y Nuria Citoula. Durante un año trabajaron y maduraron una idea: «una pastelería artesanal y ecológica». Pero cuando fueron a pedir dinero al banco no tenían aval alguno. La oficina de La Caixa a la que se dirigieron los puso en contacto con Roser Masjuan, técnica de autoempleo del programa de la Fundación de la Esperanza. Juntos realizaron un plan de empresa. «Nos dio soluciones que no habíamos pensado», admite Fausto, «y por ahora somos felices al ver materializado nuestro sueño». Su pastelería/heladería de la calle Torrent de l’Olla, Uay Balam, ha cumplido un año. «¡Y ójala en un futuro pueden contratar a una de las personas en riesgo de exclusión social del programa Incorpora!», deseó Farré.

Para ello sólo pide una condición, que ofrezcan un trabajo con una mínima calidad. «No aceptamos trabajos precarios que no respeten los derechos del trabajador», asegura Bernardo. De los 9.349 empleos que facilitó en 2016 en Cataluña, ninguno debería ser precario, el problema que pone en riesgo la recuperación.