El desafío independentista
El 55% de los catalanes no apoyaría la consulta independentista si es ilegal
El presidente de la Generalitat sigue empeñado en pisar el acelerador del desafío independentista. Dice que no hará nada «ilegal» mientras insiste en que habrá consulta.
El presidente de la Generalitat sigue empeñado en pisar el acelerador del desafío independentista. Dice que no hará nada «ilegal» mientras insiste en que habrá consulta. Mientras, el presidente del Gobierno subraya que habrá diálogo con Cataluña, diálogo en los problemas que preocupan –como el empleo– pero siempre con la Ley por delante. Desde el Ejecutivo no se ha variado ni una coma el discurso y recuerdan a Mas en todas las intervenciones que ni el Gobierno, ni un presidente ni un parlamento pueden decidir sobre Cataluña, porque eso es algo que corresponde al conjunto de los Españoles. Y le insisten en que deje de jugar a equívocos sobre consultas que no se celebrarán. Pero la maquinaria del desafío de Mas sigue su curso y los catalanes empiezan a dudar de si ésta se celebrará finalmente. El 49,9 por ciento de los catalanes encuestados confía en la seguridad de Mas y cree que llegará hasta el final y por tanto se celebrará la consulta. Sin embargo, el 41,9 por ciento de los encuestados considera que el frenazo legal será decisivo y finalmente el 9 de noviembre no habrá referéndum. Por su parte, Mas evita hablar de planes «B» e insiste en que prefiere no adelantar pasos si el Constitucional tumba la consulta. El 55,3 por ciento de los catalanes asegura que no apoyaría la consulta de ser ilegal, mientras que el 38,2 por ciento estaría dispuesto a apoyar la consulta a pesar del muro del Constitucional. Los más jóvenes son los que encuentran menos problema a que ésta no cuente con los parámetros de la Ley mientras que los más mayores se muestran más estrictos a la hora de que ésta se vulnere. Si finalmente el TC se pronuncia rechazando la consulta, los catalanes estiman en un 53,6 por ciento que entonces no debería llevarse a cabo. Son el 40,7 por ciento de los encuestados los que considera que éste no supondría ningún impedimento.
El plan de Mas pasa por una Cataluña convertida en Estado y dentro de Europa a pesar de que desde Bruselas ya han advertido de que eso no sería posible y que automáticamente quedaría fuera. Un 62,5 por ciento de los encuestados no son partidarios de una Cataluña independiente si ello le saca del mapa de la UE, mientras que un 33,8 por ciento está a favor y no les importa las consecuencias.
De celebrarse hoy la consulta en Cataluña, a la pregunta de si «¿quiere usted que Cataluña sea un Estado?» El 47,7 por ciento de los encuestados asegura que respondería que «sí». Ésta es también la opinión dominante entre los menores de 45 años. Por el contrario, el 37,2 por ciento afirma que votaría en contra, una opinión que se impone entre los mayores de 44 años. La evolución del voto desde abril de 2014 hasta ahora ha ido variando. El sí se ha movido en abril del 47,5 por ciento, al 49,3 por ciento en julio y con la confesión de Pujol ha dado un ligero retroceso al 47,7 por ciento de ahora.
Por otro lado, el 79,7 por ciento sería partidario de que Cataluña fuera un Estado independiente. Mientras, el 17,1 por ciento de los favorables al Estado propio no desean la independencia. En seis meses ha caído el voto independentista, que tuvo su punto más alto en julio, con un 39,7 por ciento y ahora está en un 38 frente a los no independendistas que pasaron del 34,8 por ciento de abril al 43,7 de julio al 45,7 por ciento de ahora.
Pujol de aprovechó del independentismo para un 67,2%
La confesión del ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, admitiendo que mantuvo una cuenta oculta en Andorra ha supuesto un golpe a la línea de flotación de su partido que se afana como kamikace en una carrera sin tregua al independentismo. Pujol preparó la carta del «me culpa» junto con su hijo Oriol, pero la misiva inculpatoria parece que pilló por sorpresa en el cuartel general de CiU, donde Artur Mas quedó «tocado». En los 30 años de el «Muy honorable» al servicio de los catalanes se fue fraguando el caldo de cultivo del independentismo catalán, un empeño que ha heredado Mas. Ahora, con la confesión sobre la mesa la oposición comienza a encajar las piezas del rompecabezas independentista y atribuyen el empeño soberanista como una manera de poder crear una Cataluña a medida con paraíso fiscal incluido. Es por eso que el 67,2 por ciento de los catalanes considera que el que fuera «Muy honorable» se ha estado aprovechando del independentismo en beneficio económico propio. Los más jóvenes son los más contundentes en su crítica contra el ex presidente de la Generalitat y se muestran convencidos de esta idea el 69,5 por ciento. Sólo un 18,6 por ciento de los catalanes encuestados no cree que haya obtenido algún beneficio al compás del independentismo.
Que el «padre político» de Artur Mas, como así reconoció el propio líder de CiU, sea un evasor fiscal también ha afectado a la imagen del presidente de la Generalitat, que, mientras Mas se afana en lanzar balones fuera y decir que en todos los partidos que han estado en algún momento en el poder o aglutinando cargos de responsabilidad existen casos abiertos de corrupción. El impacto sufrido en el partido es patente hasta el punto de que los catalanes, con un 54 por ciento, consideran que el presidente de la Generalitat debería dimitir de su cargo e incluso elegir a un nuevo líder que reconduzca las siglas del nacionalismo catalán. Los más mayores, con un 68,5 por ciento, son los que apuestan con más contundencia por este lavado de cara. Por el contrario, el 39,3 por ciento de los catalanes encuestados considera que no es necesario que Artur Mas dimita y sigue apostando por la credibilidad del presidente catalán. A pesar de que A pesar de que el propio Artur Mas saliera comunicar que Pujol renunciaba a todos sus cargos, a las medallas concedidas por el ayuntamiento e incluso dejaba el despacho que había mantenido en el partido, los catalanes consideran que estos gestos no son suficientes para salvar los muebles. Es por ello que el 50,6 por ciento de los encuestados abogan por convocar elecciones anticipadas en noviembre, justo el mes en el que Mas pretende ejecutar su desafío a modo de referéndum. Mientras, el 42,6 por ciento estima que no es necesario y que puede quemar la legislatura. De nuevo los más mayores son los que reivindican con más fuerza este adelanto electoral con un 60,9 por ciento. Para evitar ese anticipo en las urnas, sólo el 14 por ciento de los catalanes creen que Artur Mas debería pactar con el PSC para poder terminar la legislatura. Por el contrario, el 75,1 por ciento de los ciudadanos estima que esa no es la solución. Los más jóvenes son los más contundentes en rechazar el pacto con los socialistas con un 86,8 por ciento.
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