El desafío independentista
El Govern no invita a representantes del Estado al inicio del curso de los Mossos
Buch hace autocrítica aunque apela a la «mejora permanente» para «construir un país mejor»
Los Mossos d’Esquadra vuelven a situarse tangencialmente en medio de la controversia política. La inauguración del curso académico de la Escuela de Policía de Cataluña suscitó ayer una nueva fricción entre el Gobierno y el Govern.
Los Mossos d’Esquadra vuelven a situarse tangencialmente en medio de la controversia política. La inauguración del curso académico de la Escuela de Policía de Cataluña suscitó ayer una nueva fricción entre el Gobierno y el Govern, después de que la conselleria de Interior decidiera no invitar a ninguna autoridad del Estado. Ningún miembro de la judicatura, ni del Gobierno ni de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado fueron invitados al acto, una tradición que se ha roto este año a raíz del «procés» y el anterior ejecutivo presidido por Mariano Rajoy: el departamento de Interior se ha cobrado de esta manera el «plantón» del año pasado del gobierno del PP, que no asistió justo después del 1-O. La delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, reprochó el gesto al conseller de Interior, Miquel Buch, y recordó que ha habido un cambio en la Moncloa.
La cita también llegaba rodeada de tensión y desencuentros entre el cuerpo policial y la cúpula, que desembocarán en una movilización esta tarde en Plaza Universitat. Al malestar de los agentes por los recortes e incumplimientos en materia laboral, se ha unido en los últimos días la «instrumentalización política» de los Mossos d’Esquadra que tuvo su máxima expresión con la conmemoración del 1-O, cuando la dirección política del Cuerpo optó por organizar un dispositivo de mínimos para contener las concentraciones y los agentes acabaron desbordados. Una mala planificación que buscaba, sobre todo, evitar la reedición de imágenes de cargas policiales contra manifestantes independentistas. En este sentido, ayer, algunos sindicatos como CSIF volvieron a alzar la voz ante el desencuentro entre Govern y Gobierno. Su portavoz, Juanjo Torrente, apeló a que se «politice a los Mossos d'Esquadra» con situaciones de este tipo.
En cualquier caso, el acto estuvo marcado por un ambiente frío, que solo se alteró para ovacionar a Josep Lluís Trapero, el mayor cesado por el 155 y procesado por un presunto delito de sedición. En su intervención, Buch se mostró «orgulloso» de los Mossos d’Esquadra y reconoció el «trabajo poco agradecido y cuestionado» que desempeñan: «Pero es indispensable». En este sentido, admitió la necesaria autocrítica para mejorar con la vista puesta en el horizonte de la independencia y también puso el acento sobre las reivindicaciones salariales, comprometiéndose a «recuperar el terreno perdido».
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