Nueva York
El gráfico arte de Joan Miró
La fundación del artista expone algunas de los mejores grabados y litografías de su colección
BARCELONA- Joan Miró fue un gran artista en todo lo que se propuso. Su imaginario se dejó sentir en pintura, escultura o incluso en sus escritos. Una de las facetas en las que tuvo más éxito fue en la de las obras gráficas. La fundación que lleva su nombre en Barcelona revisita esa faceta ahora en una exposición en la que se presenta una selección de su copiosa producción el terreno del grabado y la litografía. Son piezas pertenecientes a la colección de la propia Fundació Joan Miró.
La propuesta expositiva se limita a un centenar de composiciones realizadas entre las décadas de los 30 y los 60. En ese tiempo, Miró logró dejar su huella en litografías y grabados en los que empleó todo tipo de técnicas: desde el buril al aguatinta, pasando por el aguafuerte o la puntaseca. El visitante de la muestra constatará que Miró fue un maestro en este lenguaje y en la exploración de cada uno de los estilos empleados.
El recorrido se inicia con los primeros grabados mironianos en la década de los 30, momento en el que la Guerra Civil obliga al artista a trasladarse a París donde permanecerá autoexiliado. Es en este momento cuando conoce el oficio de grabador de la mano de Louis Marcoussis, en cuyo taller trabaja, explorando el uso del color a partir de la combinación de dos planchas. Resultado de esta labor es la «Serie roja y negra», presente en la fundación.
Una segunda parte se centra en la segunda mitad de los años 40, con una interesante colección de litografías y grabados. En 1947, Miró se traslada a la ciudad de los rascacielos donde permanecerá por espacio de un año, encargado de pintar un gran miral en Cincinnatti. Gracias a ese paso por Nueva York, puede pasar por el taller de Hayter donde perfecciona la técnica e introduce el color en la obra gráfica de forma más extensa y evolucionada. A ello se le suma, como recoge la exposición, la consolidación del lenguaje de signos y símbolos que el artista había creado en la etapa anterior.
El apoyo de su nuevo marchante Aimé Maeght, supondrá un punto y aparte en la carrera de Miró, intensificando su producción gráfica. De esta manera, además se establece una colaboración del pintor con una serie de amigos poetas en diversas obras bibliográficas.
La muesta se acaba con una serie de piezas de los 50 y 60, donde se atestigua que Miró ya es todo un maestro. En ellas descompone el color en planchas diferentes para obtener nuevos resultados presentes en la Fundació Miró.
- Dónde: Fundació Joan Miró.
- Cuánto: 7 euros.
- Cuándo: Hasta el 24 de septiembre.
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