Barcelona
El hombre que apresó al Che
Pese a sus muchas contradicciones, Ernerto «Che» Guevara se ha convertido en un mito. Su imagen forma parte del imaginario popular ya sea en camisetas, llaveros o mecheros y eso se debe también en parte a su trágico final. El escritor Rafael Cerrato ha tratado de reconstruir esas últimas horas en «Amanecer en la Higuera» –editado por Alexandra Library y en venta en Amazon– valiéndose de nuevas informaciones, algunas de ellas expuestas por algunos de los protagonistas de los hechos que tuvieron lugar en la población de La Higuera (Bolivia) el 9 de octubre de 1967. Uno de ellos fue el hombre que lo apresó, un agente de la CIA, hoy retirado, llamado Félix I. Rodríguez y que la semana pasada visitó Barcelona para apoyar la obra de Cerrato.
Rodríguez, en conversación con LA RAZÓN, explicó que, tantos años después, «me parece triste esa imagen explotada que se ha dado del "Che"Guevara. Muchos lo ven como un símbolo de rebeldía que apoyaba a los pobres, pero en realidad era un asesino que tenía ese tipo de instintos. Era un hombre con fascinación por matar y sediento de sangre, cruel en todos sus actos. Lo pueden ver como una estrella de rock, pero su efigie es la de un asesino».
En octubre de 1967, Rodríguez trabajaba para la CIA con la orden de apresar al guerrillero en Bolivia. «Recordaba la historia del Che en La Cabaña, en Cuba, y la cantidad de gente que él asesinó. Aunque mi misión era, por parte de Estados Unidos, salvarle la vida a toda costa, también pensé que si era inevitable y el gobierno de Bolivia decidía eliminarlo, hacer un pelotón de fusilamento para que muriera igualito que tantas personas como él fusiló. Sin embargo, cuando entré en esa habitación en la que estaba preso y vi a ese hombre destruido, en harapos, que parecía prácticamente un pordiosero y no un guerrillero, una persona sin botas y con unos pedazos de cuero amarrados a los pies, sucio, andrajoso, realmente como ser humano sentí pena por él. También pensaba que en algún momento podía cortar la línea telefónica que teníamos en La Higuera, porque llegó la orden para matarlo, y decirle al piloto cuando llegara que mi gobierno había convencido al presidente boliviano René Barrientos para mantenerlo vivo y llevárnoslo. Pero consideré que el "Che"había invadido Bolivia. Estaba allí para asesorar, no para comandar y era decisión del gobierno boliviano. Si hacía eso, me iba a echar una responsabilidad sobre los hombros que quizá me arrepentiría el resto de mi vida, especialmente si después ese hombre salía absuelto de ahí. Decidí que la historia siguiera su paso y tomara su curso normal», recordó el ex agente de la Agencia Central de Inteligencia.
Para Rafael Cerrato, aquellos acontecimientos «han influido en la vida de Rodríguez. Mucha gente se le acerca todavía para que les cuente esa historia. No lo puede evitar porque el interés sigue existiendo».
Pero el escritor también ha logrado para «Amenecer en La Higuera» el testimonio de Daniel Alarcón Ramírez «Benigno», quien fuera lugarteniente del guerrillero durante los últimos días en Bolivia. Por eso, Cerrato cree que en su libro hay una llamada a la reconciliación, «más allá de las ideologías», como demuestra el hecho que tanto Rodríguez como Alarcón son ahora entrañables amigos y «han formado un nucleo». Eso es lo que le está animando a ampliar los contenidos de su libro en lo que será una segunda edición, de nuevo con el apoyo de los dos protagonistas.
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