Barcelona

El obispo de Sant Feliu bendice las instalaciones del Highlands School

Ofrece una misa en la capilla con la que inaugura oficialmente la nueva sede

El obispo bendijo la nueva capilla del colegio Highlands, en Esplugues de Llobregat
El obispo bendijo la nueva capilla del colegio Highlands, en Esplugues de Llobregatlarazon

Unir en una misma frase educación y excelencia es lo que ha conseguido el Highlands School desde que se estableció en Barcelona hace doce años. Este curso han inaugurada una nueve sede en Esplugues con unas espectaculares instalaciones, que incluyen desde piscina climatizada a laboratorios de vanguardia. Los alumnos, que van desde infantil a bachillerato, ya han podido aprovechar académicamente las infinitas posibilidades que ofrecen, pero quedaba algo por hacer, celebrarlo, darle carácter solemne, y proyectar sus aulas y espacios deportivos definitivamente al futuro.

Esto ocurrió ayer con la visita del obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés Soriano, que bendijo las nuevas instalaciones e inauguró la capilla del centro. La tarde comenzó con los alumnos más pequeños, que le recibieron a la entrada y le ofrecieron un obsequio, mientras el obispo rezó con ellos, en un prólogo simpático antes de la misa.

A las cuatro de la tarde dio comienzo la misa, que reunió a más de 250 personas, entre alumnos, padres, profesores, además de la comunidad de Legionarios de Cristo y consagradas del Regnum Christi de Barcelona. El obispo bendijo la capilla y el altar, y habló a los presentes en la homilía sobre la importancia de la pedagogía de Dios y en la experiencia de sentirlo en primera persona. Delante de los niños, les recordó la importancia de proyectos educativos católicos como el Highlands School y acto seguido descubrió la placa conmemorativa del evento y firmó el acta que autoriza la celebración de culto religioso en la capilla. Un acto sencillo, pero una página importante en la historia del centro y que los alumnos guardarán en la memoria.

A partir de aquí, el ambiente se volvió más distendido, con un aperitivo en el que el obispo aplaudió al claustro de profesores por estar «unido en torno al ideal cristiano». Por su parte, el director del centro, el padre Gonzalo Monzón, agradeció la presencia de monseñor Cortés Soriano y aseguró que «el colegio es una comunidad humana en la que se desarrolla el proceso educativo de los alumnos, pero, al mismo tiempo, es una comunidad espiritual en la que se transmite y se asimila la fe a partir del testimonio de los educadores». No había tiempo para más. Un gran día para un gran centro educativo.