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El PSC consuma su acercamiento al Govern y certifica la división en el constitucionalismo

El líder popular Alejandro Fernández reclama de nuevo la dimisión de Torra tras «fracasar en su objetivo de reventar las calles»

El líder popular Alejandro Fernández
El líder popular Alejandro Fernándezlarazon

Algo empieza a moverse, aunque tímida y parcialmente, en la política catalana. El PSC reafirmó ayer su voluntad de acercar posturas con el Govern tras la Mesa de Diálogo del viernes y los «comunes» oficializaron su etiqueta de único socio del ejecutivo para aprobar los presupuestos, mientras el PP, con su renovado liderazgo, y C’s mantienen las espadas en alto.

Algo empieza a moverse, aunque tímida y parcialmente, en la política catalana. El PSC reafirmó ayer su voluntad de acercar posturas con el Govern tras la Mesa de Diálogo del viernes y los «comunes» oficializaron su etiqueta de único socio del ejecutivo para aprobar los presupuestos, mientras el PP, con su renovado liderazgo, y C’s mantienen las espadas en alto. A diferencia de la última sesión plenaria, cargada de tensión y descalificaciones, los grupos parlamentarios se conjuraron para rebajar los decibelios y el clima que reinó en el hemiciclo fue mucho más sosegado. Este clima, en buena medida, se vio también favorecido por los socialistas catalanes, cuyo líder, Miquel Iceta, que en el último Pleno protagonizó un punzante enfrentamiento con Quim Torra, en esta ocasión prefirió contribuir a rebajar los ánimos. Esta conducta se pudo constatar en la sesión de control al Govern, en la que su intervención estuvo dirigida a invitar a la reflexión tras el acto vandálico que sufrió el coche del líder del PP Alejandro Fernández, y en el voto en contra de su partido a una proposición de Ley impulsada por PP y C's para acabar con la presencia de lazos amarillos en la vía y edificios públicos.

Mientras Iceta optó por un tono y un mensaje conciliador, el PP y C's mantuvieron una actitud dura con Torra. El flamante líder popular, Alejandro Fernández, reclamó de nuevo la dimisión del president tras constatarse que el «objetivo de su mandato ha sido un rotundo fracaso». Fernández recordó que Torra se había fijado como reto llevar a Cataluña a «un nuevo momento de desobediencia colectiva que ponga en jaque al Estado», algo que, a su juicio, no ha podido alcanzar gracias a la «auténtica lección» que le ha endosado la sociedad catalana. «Ha fracaso en su objetivo de reventar las calles», afirmó y le pidió que deje la Generalitat y regrese a «las pancartas y al activismo». Torra se limitó a reivindicar su «orgullo» por la sociedad catalana y reivindicó la capacidad de movilización del independentismo.

La líder de C's, Inés Arrimadas, también se mostró implacable con Torra al que preguntó por la corrupción de Convergència (partido que forma parte de JxCat) tras los registros del martes. «A ustedes lo que les interesa es tapar y callar, porque el día que se hable de todo lo que se ha robado en Cataluña, su discurso del «España nos roba» se caerá», aseveró Arrimadas y le reclamó que diera cuenta de las medidas que ha tomado para combatirla. El president no mencionó ninguna medida concreta.

Finalmente, los «comunes» oficializaron su mano tendida a negociar los presupuestos con el Govern con la reforma fiscal como principal punto. El president, en su turno de réplica, pasó por alto las modificaciones impositivas y descargó sobre el vicepresidente, Pere Aragonès, todo el peso de la negociación.