Cataluña
El reto de tener trabajo con problemas de salud mental
La búsqueda de empleo es para muchos un verdadero reto, pero si además hay condicionantes que limitan las competencias del aspirante, la integración laboral se presenta casi como una quimera.
La búsqueda de empleo no hay duda de que, a día de hoy, es para muchos españoles un verdadero reto, pero si además hay condicionantes añadidos que limitan las competencias del aspirante, la integración laboral se presenta en algunos casos casi como una quimera y ese es el caso de las personas con trastorno mental.
Según las cifras que maneja el Instituto Nacional de Estadística, el 84 por ciento de las personas con problemas de salud mental no tenía trabajo en 2014, siendo éste el índice de empleo más bajo entre los colectivos con especiales dificultades de inclusión laboral. Y si a este dato añadimos que en los último diez años, de 2005 a 2015, en Cataluña ha aumentado un 40 por ciento el número de personas diagnosticadas de una discapacidad por trastorno mental para pasar de las cerca de 60.000 a las más de 100.000, testimonios como el de Sandra, Francesc o Llorenç, que a día de hoy tienen un trabajo gracias a su participación en el programa Incorpora Salud Mental de la Obra Social de La Caixa, que entre enero y agosto ha promovido 1.203 contrataciones en toda España, invitan al optimismo.
«He experimentando un cambio de 360 grados ya que he llevado a cabo una maduración interna muy importante, que noto también en mi vida personal. He ganado en orden, en estabilidad y en autonomía y se ha producido un cambio en la visión que tengo de mí misma», asegura al respecto Sandra, una joven de 28 a quien le fue diagnosticado un problema de salud mental por el que era incapaz de lograr la estabilidad laboral. Así, en 2011 y ante este panorama, Sandra inició un curso con la Asociación Aprodisca para, hace cuatro años, pasar a formar parte del Centro Especial de Trabajo de la propia entidad, un espacio pensado para la integración laboral de personas con capacidades para el empleo pero que por el momento no pueden ejercer un trabajo ordinario. A principios de este año, Sandra consideró que era el momento adecuado para dar el salto al mercado laboral ordinario y, siempre con el acompañamiento y orientación de su técnico en Aprodisca, Silvia Lobera, tras responder a varias ofertas de trabajo, hace cuatro meses empezó en Decathlon de cajera, recepcionista y atención al público.
«Ahora me siento mejor conmigo misma y mi entorno», destaca Sandra, quien asegura que «gracias a las herramientas que me ha proporciona la asociación, he aprendido a gestionar los pensamientos que antes me hacían abandonar un empleo ante el mínimo problema y ello me causaba inestabilidad». Por su parte, desde la entidad, su técnico Silvia Llobera, que durante el tiempo que sea necesario seguirá ejerciendo labores de acompañamiento con Sandra mediante llamadas semanales y vistas mensuales, destaca que «Sandra siempre ha sido una persona con mucha motivación que pensaba en grandes objetivos y ahora lo que ha de hacer es ser constante e ir poco a poco». Y en este sentido, el próximo objetivo de la joven, que no pudo acabar su Ciclo Formativo de Grado Medio en Administración por sus problemas de inestabilidad, está llevando a cabo un curso para adultos para acceder a la universidad con el fin de completar estudios de Finanzas y Contabilidad
Por su parte, Francesc, de 29 años, a quien le fue diagnosticado un trastorno mental con 15 años que le obligó a abandonar su formación, se encuentra trabajando desde 2010 en el Centro Especial de Trabajo (CET) de la asociación MAP, con sede en Ripoll, lo que se ha convertido para él en una «herramienta de inclusión, que le ha permitido independizarse de su círculo familiar e incluso hace labores de acompañamiento a los nuevos usuarios del CET», comenta su técnico, quien señala que «Fran es la mano derecha del responsable de la tienda y se encarga de todo lo relativa a la venta online y las redes sociales». «Es como si hubiera recuperado mi vida anterior; ashora tengo un aliciente cada dia», asegura Fran, quien ahora quiere acabar sus estudios para poder dedicarse a la larga a algo relacionado con la tecnología
El caso de Llorenç es algo más complicado, ya que tiene 45 años y cuando contactó con la Asociación Mental Ponent, a finales de 2014, ya llevaba tres años en paro. En primera instancia realizó un curso formativo y este año ya ha sido contratado por el grupo LD, una empresa dedicada a la limpieza y mantenimiento de edificios. Llorenç, que ha dedicado gran parte de su vida laboral al sector de la hostelería, donde el ambiente no es muy compatible con su realidad diaria, ha tenido que llevar a cabo un replanteamiento de sus objetivos profesionales, pero ahora está muy «satisfecho». «Es un cambio muy importante para su autoestima y autoconocimiento y especialmente para su empoderamiento», señala la técnico de Ponente.
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