Teatro

Teatro

El top 10 de la magia

Hausson regresa al Escenari Joan Brossa con nuevos trucos de manipulación, mentalismo y proximidad para deleite de los aficionados

Hausson se califica como un «intérprete» de la magia, no un compositor, pero sigue siendo uno de los mejores «arreglistas» de trucos de todo el mundo / Escenari Joan Brossa
Hausson se califica como un «intérprete» de la magia, no un compositor, pero sigue siendo uno de los mejores «arreglistas» de trucos de todo el mundo / Escenari Joan Brossalarazon

Hausson regresa al Escenari Joan Brossa con nuevos trucos de manipulación, mentalismo y proximidad para deleite de los aficionados.

A los nueve años sus padres le regalaron una gran caja de magia por haber conseguido entrar en bachillerato. Allí había naipes, aros, cuerdas, pañuelos, todos los trucos que uno asocia a la magia arcana. Una promesa siempre es una promesa y aquel niño fue por un momento el más feliz del mundo. Desde aquel día, la magia se convirtió en su refugio. Practicó y practicó hasta que su casa se le quedó pequeña. Necesitaba más público. Así, después de dominar algún que otro truco, no dudó ni un segundo en ponerse delante del público, en este caso sus vecinos, personas que se reunían todos los sábados por la tarde en la Parroquia del Carme.

Y vaya si lo hacía bien, su actuación se convirtió prácticamente en un pequeño reclamo. Aquel niños que ahora tenía diez años hacía maravillas. Nadie se lo quería perder. Aquel sábado, por ejemplo, se fue la luz en todo el barrio y el público decidió juntar todas las velas que pudieran para no tener que suspender el espectáculo. El escenario acabó lleno de 30 velas. En realidad, no se veía nada, pero sólo la sensación de maravilla que despertaba aquel chico era suficiente.

Aquel niño se llamaba Jesús Julve y a los once años ya había trazado lo que sería toda su vida. Y el truco le salió bien. A los 17 años, mientras vivía en Amsterdam, conoció al mago Richard Ross, maestro de la manipulación de la gran escuela holandesa y allí vio exactamente lo que quería hacer, un ilusionismo austero, elegante, una magia de escena para emocionar al público. A partir de aquí, una historia llena de golpes de efecto, de su relación y espectáculos con Joan Brossa a la obtención, este año, del Premi Nacional de Cultura, la primera vez que se lo otorgan a un mago. Y todo bajo un nombre, Hausson, el gran mago de los últimas décadas de Cataluña.

El Escenari Joan Brossa vuelve a acoger el último espectáculo del prestidigitador, un montaje basado en diez grandes números bajo el nombre «Top Magic». El 85 por ciento de los trucos son inéditos con la idea de contagiar el asombro y la ilusión entre el público. «En la magia pasa como con la música: hay compositores, hay compositores e intérpretes, y hay intérpretes. Yo soy intérprete, pero necesito otorgarle mi propio lenguaje a los trucos, como si fuese un arreglista», asegura Hausson.

De esta forma, el Escenari Joan Brossa acogerá del 12 de diciembre al 6 de enero un espectáculo que incluye magia de manipulación, mentalismo, magia de proximidad y a forma de bis, un epílogo en el que ofrecerá 24 trucos de cartas diferentes, uno para cada día de función, lo que convertirá a cada actuación en algo único. «Siempre vienen nuevas ideas. Me acuerdo que tenía que actuar en el Teatre Aquitània, pero llegué demasiado pronto y todavía estaba cerrado. Me apoyé en la pared de al lado y mientras esperaba, me vino la idea básica de este montaje. A partir de esa idea fui tirando del hilo hasta conformar todo el número», recuerda Hausson.

Un ayudante regidor

El espectáculo buscará ir a la esencia de las cosas, con un escenario minimalista, prácticamente vacío, austero, en el que destaca la figura de un regidor, interpretado por Carles Arquimbau, que le irá acercando los elementos que necesite. Las pantallas no tendrán protagonismo y sólo servirán de marcador para dar número a los trucos. El público, por su parte, tambiéntendrásuprotagonismo, pero que nadie se asuste, ellos nunca serán el espectáculo. «Los subiré para que me ayuden en los números, no para ser el centro del truco, porque esto divierte al público que lo ve, pero normalmente lo hace pasar fatal al que participa», señala Hausson.

Para el ilusionista, que le hayan concedido este año el Premi Nacional de Cultura es un honor que sirve para colocar a la magia al lugar donde merece. «La verdad es que cuando me lo dijeron me quedé perplejo, incrédulo. Nunca imaginé que un mago pudiese ganar una distinción así, pero lo celebro porque la magia es un arte más antiguo que el teatro que merece la misma dignidad que todas las artes escénicas. Me alegro por el premio por mí, pero también por la magia, que por fin llega al lugar que merece», señala. Para Hausson, el ilusionismo vive una especie de edad de oro, con grandes nombres que han devuelto a la magia a los grandes teatros con un público que los llena.