Flamenco, cosas de casa

En su 50 aniversario, después de un doble concierto de Tomatito y Enrique Morente, el icónico guitarrista invitó a familiares y amigos a celebrar su cumpleaños.

En su 50 aniversario, después de un doble concierto de Tomatito y Enrique Morente, el icónico guitarrista invitó a familiares y amigos a celebrar su cumpleaños. Ya era tarde, de madrugada y aquello era un gran jolgorio, con cualquiera cogiendo la guitarra y deleitando a la numerosa y feliz audiencia. Uno de los invitados fue Joan Anton Cararach, director artístico del Festival Internacional de Jazz, que miraba asombrado. «¿Quién es el que está tocando ahora», le preguntó a Tomatito, asombrado por el talento puro de aquella guitarra. «Nah, es mi primo», contestó Tomatito con desgana. «¿Y con quién toca?», preguntó Cararach. «¡Mi primo! Con quién va a tocar, no es profesional!», señaló extrañado Tomatito por la pregunta. «En aquella fiesta vi cómo la tradición oral del flamenco convive en estas grandes familias y crean vida y tradición», asegura el director del Festival de Jazz.

Porque la guitarra, para la familia de Tomatito, es el juguete con el que todos los niños quieren jugar. En esa misma cena, un niño de unos seis u siete años cogió la guitarra y también dejó a Cararach con la boca abierta. Era el hijo pequeño de Tomatito, del que evidentemente había heredado la pasión por el instrumento. Diez años después, debuta en solitario, con su primer disco bajo el brazo, y la sensación que las sagas flamencas nunca se rompen. «Cuando yo salía a la calle de pequeño, todos estaban fuera con una guitarra, era imposible no querer aprender a tocar», comenta Tomatito

Él insiste en que nunca forzó a que su hijo tocara su guitarra, sólo le dejó la libertad para hacer lo que quisiera. «Vivías el flamenco, veías a mi padre, día a día, y se te contagiaba ese amor por la música, por el flamenco y por la guitarra. Ni siquiera tenía que enseñarme nada, sólo viéndole ly estudiándole lo aprendías todo», recuerda José del Tomate que a los tres años ya cogía la guitarra de Tomatito momentos antes de que se la arrebatara de las manos para ir a tocar en un concierto frente a 2.000 personas.

El hijo de Tomatito abrirá la gira de su primer disco en solitario en la inauguración del De Cajón!, el ciclo flamenco del Festival de Jazz de Barcelona. En total serán siete grandes conciertos con nombres como Diego el Cigala, Mayte Martín, Chicuelo, Kiki Morente, Vicente Amigo y el dúo formado por Tomatito y José Mercé.José Del Tomate presentará «Plaza vieja» un disco en el que ha querido mostrar su amor por un género inabarcable y siempre abierto a las nuevas ideas y nuevos planteamientos. «Yo siempre le he dicho que no hay que ser el mejor guitarrista, sino ser de los mejores. Si uno intenta ser Paco de Lucía acabará no sólo con tendinitis en los dedos, sino con una tendinitis mental, que es mucho peor. Lo que he intentado enseñarle es que lo que importa es el amor al instrumento y la personalidad para hacértelo tuyo. No necesitas ser perfecto técnicamente, ni ir muy rápido o muy lento, sólo que suene a ti», afirma Tomatito.

30 años después

José del Tomate tocará el 4 de noviembre en la sala Luz de Gas y contará con un invitado muy especial, su padre. «Sólo me ha dejado que participe en un tema, pero al menos no me ha dejado en la calle. El disco suena muy bien, estamos muy orgullosos», comenta Tomatito. El guitarrista volverá una semana después de su gira presentación del disco que ha realizado con José Mercé, la primera colaboración con un cantaor después de los tiempos de Camarón de la Isla. «Mercé es como mi hermano, nos divertimos juntos, y decidimos colaborar con un disco muy flamenco, con palos clásicos, no para agradar a nadie, sino para sacar lo que teníamos dentro», señala Tomatito, que asegura que en su casa cuenta con 60 guitarras, pero que él sólo toca una. «Las demás las toco yo», bromea José.

El resto de conciertos cuentan con Mayte Martín presentando «Tempo Rubato»; Diego el Cigala y los 15 años de «Lágrimas negras»; Kiki Morente, hijo de Enrique Morente y su «Albayzín» o la «Memoria de los sentidos», de Vicente Amigo.