Aragón
«Goiat no puede comprometer el regreso del oso al Pirineo»
El animal se queda a pasar el invierno en el Vall d'Aran. Los ganaderos se indignan y el Govern alega que espera un protocolo consensuado con otras administraciones para poder intervenir.
El animal se queda a pasar el invierno en el Vall d'Aran. Los ganaderos se indignan y el Govern alega que espera un protocolo consensuado con otras administraciones para poder intervenir.
En «Sapiens. De animales a dioses», el escritor de moda Noah Yuval Harari describe al hombre como el ser más peligroso del planeta. Cuenta que su llegada a Australia fue una catástrofe ecológica, que en cuestión de unos pocos miles de años provocó la desaparición de la megafauna australiana, con canguros de dos metros de alto y aves tan grandes que eran incapaces de alzar el vuelo. Eso fue hace 45.000 años. Ahora pronostica que los últimos supervivientes del Arca de Noé serán el homo sapiens y los animales de granja.
Aquí y ahora, en el corazón de Europa, el oso pardo seguía la misma suerte que la megafauna australiana. A mediados de los años noventa, en el Pirineo occidental apenas quedaban tres ejemplares de oso pardo. En la cordillera cantábrica, en cambio, la población se ha preservado y viven cerca de 250 osos. Para recuperar esta especie en el Pirineo, en 1997, arrancó un programa. Veinte años después, la población ha crecido hasta 43 ejemplares. El Pirineo puede llegar a acoger un número similar al de Cantabria y Asturias. Pero el oso Goiat podría comprometer el futuro de estos animales en el Pirineo.
Goiat es un oso esloveno liberado hace dos años en Isil (Lleida), en el Parc Natural del Alt Pirineu, dentro del programa europeo Piroslife para reintroducir esta especie en los Pirineos. Desde que llegó ha mostrado «un instinto depredador anómalo», en palabras del director general de Políticas Ambientales y Medio Natural de la Generalitat, Ferran Miralles, que ayer compareció con la intención de rebajar los ánimos de los ganaderos de la zona. Hasta el 31 de agosto, Goiat ha protagonizado 27 ataques este verano (12 en Cataluña y 15 en Francia). Ha devorado 22 ovejas, 1 cabra, 8 colmenas de abejas y 9 caballos. He aquí la anomalía. Porque todas estas agresiones representan entre un 40% del total de los ataques protagonizados por osos este año y porque Goiat ha devorado caballos.
No es habitual que un oso ataque a caballos. Lo normal es que ataque a animales pequeños como ovejas. Una de las yeguas que mató pesaba 700 kilos, cuenta el Síndic d'Aran, Carlos Barrera. E «imaginar a un oso matando a una yegua tan grande impresiona», admite Miralles.
Ganaderos del Vall d'Aran y del Pallars piden que el Pirineo quede libre de osos. Pero el director general de Políticas Ambientales y Medio Natural de la Generalitat defiende que «un ejemplar no puede comprometer veinte años del proyecto de reintroducción del oso en el Pirineo».
Aunque Goiat no es peligroso, porque no busca ni está habituado a la presencia humana, la Generalitat es partidaria de intervenir. Antes, debe consensuarlo con otras administraciones del Estado con competencias en el Pirineo, el Ministerio y los gobiernos de Aragón y Navarra. En julio, se reunieron para dar una respuesta al problema y ahora un equipo de técnicos redacta un protocolo que fije unos criterios sobre cómo actuar ante comportamientos anómalos de osos como Goiat. El protocolo estará en otoño, pero para entonces, Goiat y el resto de los osos estarán a punto de recogerse para hibernar. Así que si se ha de intervenir, se hará en primavera. Como lleva GPS, se sabe que está en Francia y si repite el recorrido que está habituado a hacer, en breve descenderá al Vall d'Aran.
Los ganaderos están crispados y el responsable de Fauna de la Generalitat lo entiende, pese a mostrarse molesto con toda la leyenda que han generado los ataques de Goiat. Visiblemente irritado, ofreció el siguiente dato, «en el Pallars Sobirà, los osos han matado a tres ovejas hasta agosto, mientras que los perros salvajes causaron 514 bajas en 2017». Defendió que el programa Piroslife 2015-18, que cuenta con un presupuesto del 2,4 millones de euros y financia la Comisión Europea en un 75%, destina un 35% a la prevención de daños a la ganadería y un 29% para vigilancia. También lamentó que un grupo de ganaderos de Baqueira-Beret «con ganas de sarao» rechace la vigilancia de rebaños gratuita que el Govern ofrece durante los cinco meses que las ovejas están en la montaña.
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