Política

Barcelona

Iglesias agita el temor a un pacto de Sánchez con C’s para atraer a indecisos del PSC

Colau dirige ataques encendidos contra ERC por su alianza con la «derecha catalana corrupta»

Iglesias, acompañado por Colau en el mitin central de campaña en Barcelona
Iglesias, acompañado por Colau en el mitin central de campaña en Barcelonalarazon

Colau dirige ataques encendidos contra ERC por su alianza con la «derecha catalana corrupta»

Si la promesa de un referéndum se convirtió en el mejor arma electoral de Podemos para vencer en las pasadas elecciones generales en Cataluña –tanto en 2015 como en 2016–, han cambiado diametralmente las cosas de cara al 28-A. Aunque el programa del partido morado sigue proponiendo un referéndum como propuesta para dar salida a la crisis política catalana, su promoción ha pasado de puntillas durante toda la campaña electoral, hasta el punto que, Pablo Iglesias, en sus desembarcos en Barcelona, ha evitado referirse. Ocurrió en precampaña hace poco menos de tres semanas en un acto en L’Hospitalet de Llobregat y se volvió a repetir ayer en un mitin en la plaza de Can Fabra, en el barrio barcelonés de Sant Andreu, que congregó a un millar de personas.

Esta circunstancia se ha dado también en un contexto en el que el partido ha sufrido con severidad los rigores del «procés», con tensiones internas que han desembocado en una escisión por el flanco soberanista –encabezado por Joan Josep Nuet y Elisenda Alamany–. Tras ese incendio, el debate sigue abierto en el seno de los «comunes», aunque con menos intensidad. El núcleo de la discusión se centra ahora en torno al tipo de referéndum que debe celebrarse: si se debe apostar por uno con respuesta binaria o por otro con respuesta múltiple. Ahora, la insistencia sobre el derecho a decidir en Cataluña ha mutado en un discurso casi calcado al PSOE. «Diálogo, diálogo y diálogo», clamó Iglesias, como remedio para la crisis catalana. «Hace falta decir que el conflicto no se va a solucionar con cárcel y jueces, sino negociando y haciendo política», agregó. Tras ello, Iglesias reivindicó a su candidato en Barcelona, Jaume Asens, como el mejor intérprete para encarar este diálogo porque, a su juicio, «se ha ganado el respeto, con capacidad para dialogar con todos y llegar a acuerdos», afirmó. Si bien, el propio Asens se ausentó del acto, alegando que se estaba preparando para el debate en televisión.

En pleno sprint final de campaña, Iglesias no perdió la oportundad de agitar el temor a un pacto del PSOE con C’s, en busca de los indecisos del PSC. Así, el líder morado alertó de que esa entente arruinaría también cualquier opción de diálogo. «Que nos den una oportunidad de garantizar que en el Estado hay un Gobierno de izquierda que apuesta por el diálogo», afirmó, tras advertir de que si dan los números, los «poderes económicos» presionarán por una coalición entre naranjas y socialistas. De esta forma también, Iglesias pugnaba con los independentistas por un voto útil que sirva de antídoto a un pacto entre Pedro Sánchez y Albert Rivera.

También elogió la obra de gobierno de Ada Colau y reclamó el voto para extender las políticas en materia social que se han desplegado en Barcelona a nivel estatal. La alcaldesa de la capital catalana zanjó el acto electoral con encendidos ataques contra ERC, partido al que afeó su alianza con el espacio convergente, la inacción al frente de la Generalitat y el rechazo a los Presupuestos Generales del Estado (PGE), que «mejoraban la vida de la gente». Así, arrancó recriminando la complicidad que han mantenido los republicanos con el PDeCat, que han priorizado a pactos con los «comunes» en el Ayuntamiento. «ERC ha pactado sin problemas con la derecha catalana corrupta, que se llama PDeCat», aseguró, despertando bulliciosos aplausos.

Tras ello, reprochó que ahora los republicanos se abran a investir a Pedro Sánchez después de haber empujado al PSOE a convocar elecciones por no permitir tramitar los PGE. «Hay vidas en juego», recalcó. También acusó a ERC de recortes y de la «

parálisis» de la Generalitat: «No es el 155», zanjó.