Barcelona
La agenda separatista parte en dos la ANC: «Homs es quién dirige a Forcadell»
Miembros de la plataforma independentista critican la deriva hacia los planteamientos de Mas de su presidenta y denuncian que no son más que un «decorado con esteladas».
«La Asamblea Nacional Catalana está muy lejos de ser una organización reivindicativa. Muy lejos del espíritu que llevó a cabo las consultas por la independencia que se organizaron por toda Cataluña. Ahora es sólo un decorado con esteladas». Esta lacónica afirmación pronunciada por un dirigente independentista define el enfrentamiento soterrado existente en la Asamblea Nacional Catalana, la organización independentista que se autodefine como un movimiento social transversal que nació para dar el apoyo social a los partidos políticos en su proceso de secesión. «Este es el gran error de los españoles» apunta un miembro de la Asamblea Nacional Catalana descontento con la actual dirección "«no es la Asamblea Nacional Catalana la que marca la hoja de ruta, son los partidos los que marcan la línea, los que controlan el movimiento social». No se queda aquí en sus afirmaciones: «Francesc Homs, la mano derecha de Mas, tiene hilo directo con Carme Forcadell y su núcleo duro. Son los que dijeron lo que diga el presidente cuando se planteó la pregunta de la consulta. Rechazaron una pregunta clara. Han perdido los orígenes».
Otro miembro disidente de la Asamblea Nacional Catalana es mucho más duro en sus críticas «CDC es quién controla la Asamblea mientras que ERC espera la derrota de Convergencia. Están a verlas venir. Esperan que la Asamblea siga apoyando a Mas hasta que caiga por el acantilado para hacerse con el control de la situación». «De la sociedad civil que impulsó el movimiento independentista solo queda resignación. La ANC está pensada para controlar al mundo independentista. Ya no es lo que era».
Con este clima de tensión política, la Asamblea Nacional Catalana ha convocado elecciones para el próximo 10 de mayo para elegir los 75 miembros de su Secretariado Nacional compuesto por 50 representantes territoriales y 25 nacionales. Los conflictos en la ANC no son nuevos. El año pasado la convocatoria electoral llevó a Carme Forcadell a la presidencia de la organización por ser la candidata más votada y dio «por cerrada la crisis» que llevó a suspender las elecciones al Secretariado por el aluvión de críticas recibidas por las sanciones disciplinarias que «privaban del derecho de voz y de voto durante seis meses» a un buen número de militantes independentistas.
Sin embargo, la crisis dista mucho de estar cerrada. Las acusaciones de falta de transparencia y de una democracia controlada han vuelto a resurgir en una organización que aboga por el derecho a decidir como la fórmula más democrática del mundo. Un grupo de 50 militantes de la Asamblea Nacional se han agrupado para criticar «el culto al líder» –en referencia a Forcadell– y denunciar «el distanciamiento entre el Secretariado» de las asambleas locales. Este grupo denominado colectivo Essència cuestiona la democracia interna y considera «escasa la transversalidad y pluralidad de la organización» propugnando una dirección «más colegiada y menos vinculada a los partidos políticos». Carme Forcadell, por ejemplo, es militante de Esquerra Republicana de Cataluña y tuvo papel protagonista cuando la organización estaba liderada por Josep Lluís Carod Rovira.
Las elecciones de la Asamblea Nacional no dejan de ser peculiares. No se puede hacer campaña electoral y no existen candidaturas. Sólo se pueden presentar candidatos a título individual en el ámbito territorial o nacional, nunca en los dos. Estos candidatos pueden agruparse en grupos de trabajo pero nunca bajo una candidatura. De esta forma «la dirección controla el voto porque tiene el censo de los afiliados» apunta un miembro de la Asamblea Nacional Catalana crítico con el Secretariado presidido por Forcadell. «Dicen que en las últimas semanas ha aumentado el número de afiliados. Se excusan en las amenazas de ilegalización por parte del Estado pero en realidad es un asalto en masa de los partidos para controlar el proceso electoral». No muy lejos de esta crítica se encuentra el sector crítico de Essència que niega la posibilidad de ilegalización y el descabezamiento de la organización «si sucediera», afirman en un comunicado, «hay suficientes voces y manos para que la sociedad civil siga liderando el movimiento».
Según un observador político entendido en el movimiento nacionalista en la Asamblea Nacional Catalana conviven tensiones diferentes «desde enemistades personales, intereses ideológicos, modelos de gestión estrategia política y ambiciones personales». Esto pasa «en todas las casas». En el fondo, añade «existen dos modelos enfrentados. Uno que aboga por hacer la consulta sí o sí y otro que prefiere –como los partidos nacionalistas– ampliar la mayoría social y ser la guardia pretoriana del presidente Mas». Este analista concluye «Forcadell el año pasado estaba a caballo de estos dos grupos. Ahora está perfectamente alienada con Mas».
Las espadas están en alto porque el plazo para presentarse a las elecciones empieza después de Semana Santa. Los cruces de acusaciones no son sólo políticos. También han surgido voces criticando la falta de transparencia en las cuentas. Las miradas se centran en la mano derecha de la presidenta Carme Forcadell, Pere Puges, fundador de la Asamblea Nacional Catalana.
Las divisiones ponen también en suspenso la estrategia secesionista
El descontento con el rumbo emprendido por la presidencia de la ANC también arroja sombras sobre los puntos de la hoja de ruta establecidos por la plataforma para lograr la independencia de España, tal y como estos fueron establecidos en asamblea anual de la ANC, celebrada recientemente en Tarragona.
Autodeterminación y plebiscito. Los objetivos inmediatos que se ha fijado la ANC son la creación de «un estado de derecho democrático y social», ejercer el derecho a la autodeterminación y formar una mayoría en el Parlament que encargue a la Generalitat un plebiscito para que el pueblo catalán se pronuncie.
Delclaración unilateral. «Si el pueblo catalán se pronuncia favorablemente ( a la secesión) y el Estado español no lo permite, proclamar la declaración unilateral de independencia y el Estado catalán soberano.
Reconocimiento internacional. La ANC señala como siguiente punto en su hoja de ruta negociar la permanencia en la Unión Europea del nuevo estado como miembro de pleno derecho y comenzar las negociaciones para ingresar en la ONU.
Percepción de independencia. A la hora de que se genere en la comunidad internacional una percepción generalizada de que Cataluña es de hecho ya independiente de España será necesario, según la hoja de ruta aprobada por la ANC, «el control, por parte de las autoridades, de las grandes infraestructuras y fronteras –puertos, aeropuertos...-, la seguridad pública, las comunicaciones, etcétera».
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