Transporte

La contaminación mata a 424 barceloneses prematuramente cada año

El último informe de la Agencia de Salud Pública alerta de que hace dos décadas que los ciudadanos respiran aire contaminado por encima de lo que recomienda la OMS

La contaminación mata a 424 barceloneses prematuramente cada año
La contaminación mata a 424 barceloneses prematuramente cada añolarazon

El último informe de la Agencia de Salud Pública alerta de que hace dos décadas que los ciudadanos respiran aire contaminado por encima de lo que recomienda la OMS

La contaminación mata cada año a 424 personas prematuramente en la ciudad de Barcelona. La mayoría por problemas cardiovasculares y respiratorios que causan las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras (PM2,5). Las emiten los vehículos, sobre todo los diésel, y tienen una gran capacidad de penetrar en las vías respiratorias.

A diferencia de Madrid, en Barcelona el problema de la contaminación no es cosa de episodios puntuales. Y la prueba es que hace dos décadas que la ciudad supera los niveles de PM2,5 que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). El 48% de los barceloneses, además, está potencialmente expuesto a niveles de dióxido de nitrógeno superiores a los recomendados por la OMS y el 95% a concentraciones de PM10 perjudiciales para la salud.

En su último informe de evaluación de la calidad del aire, la Agencia de Salud Pública de Barcelona estima que en 2018, un mínimo de 351 barceloneses fallecieron por culpa de la polución. Es más, calcula que entre 2010 y 2018 3.749 personas murieron por problemas cardiovasculares y respiratorios causados por una exposición continuada a niveles superiores de contaminación a los que permite la OMS. Esto equivale a 424 personas cada año en la última década.

La ciudad ha tardado en reaccionar. Mientras Londres tiene un peaje urbano desde 2003 y en Amsterdam no podrán entrar coches a partir de 2025, Barcelona acaba de declarar la contaminación como problema de salud pública y empieza a sopesar medidas similares.

La concejal se Salud, Gemma Tarafa, constató ayer, durante la presentación del informe de evaluación de la calidad del aire de la ciudad elaborado por la Agencia de Salud Pública de Barcelona, que “la contaminación es un problema estructural que requiere soluciones estructurales”.

Aunque el 70% de los barceloneses, en el barómetro de opinión municipal, muestra su preocupación por el aire que respira medidas para restringir el tráfico urbano como la puesta en marcha de la zona de bajas emisiones generan controversia. A partir del próximo 1 de enero, los vehículos sin distintivo ambiental de la Dirección General de Tráfico no podrán circular entre las rondas de Dalt y Litoral, los días laborables de 7.00 a 20.00 horas. Estos son los turismos de motor de gasolina matriculados antes de enero de 2000, de motor diésel matriculados antes de 2006, las furgonetas matriculadas antes del 1 de octubre de 1994 y las motos matriculadas antes de 2003.

Tarafa avanzó que la ciudad se está preparando para el estreno de esta medida reforzando la red ortogonal de autobuses, los carriles bici y promoviendo el uso de vehículos menos contaminantes. “Cambiar de hábitos no es fácil, pero es necesario cambiar de mentalidad, sólo reduciendo el tráfico mejoraremos nuestra salud”, advierte Tarafa.

Pese a hacer mucho ruido, la puesta en marcha de la zona de bajas emisiones, apenas reducirá un 7 % el tráfico.