Barcelona
La CUP concluye que «la mochila de Mas» le invalida para ser president
«CDC y yo somos objetos de caza mayor», denunció Mas, que niega irregularidades en su Gobierno y en su partido.
Artur Mas está más lejos que ayer de convertirse en presidente de la Generalitat. La operación policial que volvió a sacudir los cimientos de Convergència amenaza con hacer descarrilar definitivamente su carrera política. «Siendo Mas el presidente de un partido que lleva esa mochila, puede perjudicar al proceso independentista», subrayó ayer el diputado de la CUP Albert Botran en lo que puede interpretarse como el toque de gracia definitivo para la carrera de Mas.
El líder nacionalista había planeado ayer comparecer en la Galería Gótica, uno de los espacios más distinguidos del Palau de la Generalitat, para anunciar que el nuevo Parlament de Cataluña se constituirá el próximo lunes 26, el último día permitido por la Ley. Después de que el conseller Felip Puig, uno de los pesos pesados de su Ejecutivo, pusiera en duda que las negociaciones con la CUP lleguen a buen puerto, Mas quería explicar en persona que el acuerdo requiere «tiempo y paciencia». Precisamente, como las negociaciones entre Juntos por el Sí y la CUP son tan complejas que no se atreve a descartar nuevas elecciones ante la imposibilidad de cerrar un pacto, Mas ha agotado los plazos para firmar el decreto de constitución del Parlament surgido del 27-S. El mismo que si hay acuerdo entre las dos formaciones soberanistas pondrá rumbo hacia la independencia. Por eso Mas quería anunciar que el lunes arranca la XI legislatura con la Galería Gótica como telón de fondo, para mantener la épica de su relato. Pero la operación policial que acabó con la detención del tesorero de su partido, Andreu Viloca; el director de Infraestructures.cat, Josep Antoni Rosell; seis empresarios y dos administrativos de CDC le empujó a cambiar de planes.
Mas firmó el decreto con el secretario del Govern, Jordi Baiget, como único testigo. Y luego compareció en la vulgar sala de Prensa del Palau de la Generalitat. Lo primero que dijo es que «durante el día han pasado cosas» y fiel a su «savoir faire» presumió de dar siempre la cara. «Hoy no será una excepción», constató. Dicho esto, rescató el discurso victimista al que los nacionalistas recurren para enfrentarse a los problemas. Tras criticar la actuación de la Guardia Civil y de la Fiscalía, afirmó que «es evidente que a ojos de mucha gente CDC y yo somos piezas de caza mayor».
El president de la Generalitat en funciones recordó los registros a Convergència del pasado 28 de agosto, día en que la candidatura de Juntos por el Sí se presentaba en sociedad. «Es la segunda parte de lo que vimos hace unas semanas, entraron un día simbólico y ahora lo vuelven a hacer», reprochó Mas a la Fiscalía y la Guardia Civil. «Sigo diciendo que en todas sus actuaciones hay una sobreactuación que no es ajena al momento político», concluyó.
Mas, que en el programa de Juntos por el Sí aparece como adalid de la transparencia, pese a tener CDC quince sedes embargadas y el lastre de los Pujol Ferrusola, se mostró tan confiado de que la investigación judicial va tras la pista equivocada que se ofreció a comparecer en el Parlament esta misma semana para dar las explicaciones pertinentes. Lo hará mañana, ante la Diputación Permanente. El mismo ritual que el pasado mes de agosto tras los registros a Convergència.
Como avance, reiteró que «tengo plena confianza en las personas que han llevado y llevan las finanzas de mi partido». Y sobre la empresa Infraestructures.cat, cien por cien pública, afirmó que «pueden mirarlo todo, revolverlo todo y llevarse lo que quieran porque estoy cien por cien convencido de que todos los expedientes de adjudicación son absolutamente impecables». «Tienen un sistema supergarantista y supertransparente», añadió haciendo énfasis en el «súper», tan convencido está de ello que pese a la que está cayendo sobre su partido y Gobierno se atrevió a decir que Infraestructures.cat tiene el sistema de adjudicación más transparente de España.
Si la negociación con la CUP ya era complicada, la sombra de la corrupción planeando sobre CDC no facilita las conversaciones, por más que el president insistiera en que la «sobreactuación» judicial no tiene por qué producir ningún tipo de grieta en el proceso.
Como hizo un día antes la portavoz del Govern, Mas allanó el terreno por si las negociaciones se alargan más allá del 20-D. Los nuevos plazos para celebrar la sesión de investidura son, curiosamente, el 9 de noviembre para celebrar la primera votación, que requiere mayoría absoluta, y a partir de entonces y hasta el 9 de enero como fecha límite.
La CUP avanzó ayer que no tiene ninguna intención de alargar las negociaciones con Junts pel sí más allá de las generales. «Pese a su complejidad, el ritmo por nosotros podría ser más rápido si fuera conveniente», aseguró el portavoz de comunicación de la CUP en el Parlament, Albert Botran. Pero el nombre de Mas como president no es en lo único en lo que andan encallados Juntos por el Sí y la CUP. «El puzle es muy complejo», apuntó Mas que explicó que todavía no han abordado la propuesta de los anticapitalistas para revertir privatizaciones.
En la conferencia para dar parte de las prioridades de su acción parlamentaria, la CUP habló de revertir una decena de privatizaciones. Mas replicó ayer que esta propuesta debe ir acompañada de un documento que detalle de qué partida se saca el dinero. Tampoco hay acuerdo en la declaración de ruptura ni en las medidas sociales de choque que reclama la izquierda alternativa. En suma, el listón de la CUP parece tan alto que se antoja inalcanzable para Mas.
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