Barcelona
La depresión se iguala entre hombres y mujeres a causa de la crisis
Lo advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS) al estallar la crisis financiera: en los próximos años se iba a dar un aumento de los trastornos mentales. Ahora, un estudio, realizado por el equipo de expertos que lidera el doctor Carlos Lupresti, jefe de servicio de la unidad de Psiquiatría del Hospital Quirón de Barcelona, arroja luz sobre esa advertencia. La depresión se ha igualada entre hombres y mujeres, cuando antaño, cada dos mujeres que sufrían este trastorno, un hombre lo padecía.
La crisis y sus múltiples y diferentes consecuencias, tantas como personas afectadas, son, sin lugar a dudas, las causas de este cambio de tendencia. Y así lo destaca el análisis de los profesionales de Quirón sobre 500 pacientes. La intensidad de la caída de las economías internacionales, y concretamente la española, ha conllevado que en apenas unos años muchas personas hayan tenido que tomar decisiones sin prácticamente tiempo a meditarlas o que hayan tenido que hacer frente a situaciones muy duras de un día para otro. La velocidad de los acontecimientos, la pérdida de patrimonio, del estatus social y la incertidumbre no sólo por el futuro sino también por el presente están en el origen de que cada vez más hombres entren en depresión.
En este sentido, explica el doctor Lutrespi que es importante identificar el trastorno y acudir al especialista en busca de ayuda sin esperar. Los hombres aún son reacios a acudir a un profesional, tardan más de 180 días desde que detectan el problema en pedir hora al médico y suelen hacerlo instado por familiares o amigos que insisten en que algo ha cambiado en él. La mujer reacciona antes y necesita como máximo 60 días desde que se da cuenta que sufre depresión para pedir ayuda.
Darse cuenta que existe un problema de salud y permitirse la oportunidad de sanarse lo antes posible no es baladí. Más se tarda en acudir a un especialista, más se enquista el problema. El enfoque terapéutico no ha variado en intensidad, apunta el doctor Lupresti, pero «sí se destina actualmente más energía a la parte psicosocial». Es decir, si antes el tratamiento se dividía prácticamente a partes iguales entre la ayuda farmacológica y el apoyo psicosocial, hoy, es necesario hacer énfasis en desmontar falsas ideas. El fracaso o el sentimiento de culpa por no haber sabido predecir las dificultades que la crisis ha acarreado son algunas de estas creencias que crean tal sufrimiento a la persona que le impiden seguir su vida con ilusión y vitalidad.
De hecho, es tal la ansiedad o estrés que la situación económica de los últimos años han conllevado que el estudio destaca el aumento de la ideación suicida en los pacientes. El concepto engloba desde una primera idea de suicidio hasta su planificación. «¿Para seguir así, mejor no hacerlo?», se plantea hasta el 30 por ciento de los casos.
Lamentablemente, los jóvenes, colectivo seriamente afectado por la crisis, también padecen hoy más depresión que antes de 2008. El 30 por ciento de consultas por un trastorno depresivo corresponden a jóvenes, apunta el estudio. Y, se calcula que el número de este tipo de pacientes ha aumento en un 19 por ciento, del que el cinco por ciento se relaciona directamente con la falta de oportunidades laborales.
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