Literatura

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La guerra de los Mortimer

John y Penelope Mortimer formaron durante más de 20 años uno de los matrimonios más «dramáticos» del mundo de las letras anglosajonas

El día de la inesperada (para sus familias) boda de la pareja
El día de la inesperada (para sus familias) boda de la parejalarazon

John y Penelope Mortimer formaron durante más de 20 años uno de los matrimonios más «dramáticos» del mundo de las letras anglosajonas

La escritora y periodista Penelope Mortimer publicó en 1962 «El devorador de calabazas» (Impedimenta) recuento de su tumultuoso matrimonio con el también escritor y abogado John Mortimer. La brutalidad de lo que explica, la ligereza con la que lo hace, y el eco devastador que deja convierten la novela en uno de los hallazgos narrativos más vívidos y conmovedores sobre relaciones matrimoniales. Seis hijos, infidelidades, abortos, esterelización, traiciones, todo cabe en apenas 200 páginas que se leen como un electroshock. «He tratado de ser honesta con vosotros, aunque supongo que realmente hubiérais estado más interesados en mí si no hubiese sido honesta. Algunas de las cosas pasaron, y otras fueron sueños. Todas son verdad, como yo entiendo la verdad, Todas son reales, como yo entendía la realidad», escribe Penelope en las frases finales del libro, y son palabras clarividentes.

Penelope Mortimer nació en 1918 en el norte de Gales, con un padre excéntrico, sacerdote anglicano que no creía en Dios, como el personaje de «El buen vino del señor Weston», de T. F. Powys. En sus memorias, le acusó de abusar de ella desde los 8 a los 17 años, uno de los motivos por los que a los 19 ya estaba casada con un periodista «que le daba una siniestra sensación de estabilidad» y daba a luz a su primera hija. Vendrían más, en total seis, de cuatro hombres diferentes.

En «El devorador de calabazas» hace recuento de todas sus relaciones, en un arranque espectacular que le pone en frente de un psiquiatra que quiere convencerla, como quiere su marido (John), de que tener un nuevo hijo no es más que un síntoma de enfermedad y que sólo muestra una repulsión por el sexo por mero placer. «Debería haber sido usted inquisidor. ¿Me quemo ahora o esperamos a después?», contesta Mrs. Armitage, su alter ego en el libro.

Porque la protagonista del libro no tiene nombre propio, sólo el apellido de su marido, un exitoso guionista y productor cinematográfico cuyas infidelidades y su humor pasivo agresivo la acaban por convertir en un amasijo de nervios en busca de ayuda. «He puesto en esta novela prácticamente todo lo que puedo decir sobre las relaciones entre hombres y mujeres», afirmaría Penelope años después del éxito del libro, que dio pie a una célebre adaptación cinematográfica de Jack Clayton que le valió a Anne Bancroft la Palma de Oro a la mejor actriz en Cannes.

Si Penelope fue una reconocida escritora desde los años cincuenta, su alter ego es una mujer centrada por completo en su marido, sin amigos a donde ir, con un padre que parece preferir a John que a ella y que ya le advierte desde el principio que es una locura que se case con su desequilibrada hija. «Hacíamos el amor, nos peleábamos, nos reconciliábamos, volvíamos a pelearnos, volvíamos a reconciliarnos, hacíamos el amor», así describía Penelope su relación con John Mortimer.

El libro no quiere convertir a John en un monstruo, sino en un hombre, con todas las debilidades que eso conlleva. Él se casó con ella cuando ya contaba con cuatro hijos, (en la novela, siguiendo el consejo del padre de ella, la convence para que interne en un colegio a los mayores). Y al principio se desvivía por ellas. «Cocinaba el desayuno para las niñas, las llevaba de paseo, les contaba historias, incluso escribía pequeñas obras de teatro», explica Valerie grove, biógrafa de John.

Son los hijos, o la imposibilidad de vivir a partir de ellos, el eje de la novela. John no quiere volver a empezar con otro niño, quiere recuperar su vida como pareja y la convence para que aborte y se esterilice. Sin embargo, al mismo tiempo que ella está en la clínica, John deja embarazada a una actriz. «Toda mi vida me acostumbre a una especie de poder absoluto. Quién era yo, si no era única. nadie a quien pudiera reconocer. John tenía razón cuando dijo que era como una persona que hubiese perdido un imperio», escribe Penelope en sus memorias.

Junto con «Revolutionary Road», de Richard Yates y «El hombre que amaba a los niños», de Christina Stead, esta «El devorador de Calabazas» es la mejor exploración de la desgracia del matrimonio burgués con hijos. La editorial Libros del Asteroide ha recuperado, por su parte, la mejor novela de John Mortimer, «El paraíso inalcanzable», que dio pie a una trilogía que incluye el ya publicado «El regreso de Titmuss». Esta sátira incluye al personaje del sacerdote Simeon Simcox, cuya excentricidad parece un homenaje al padre de Penelope. Los hombres, en realidad, siempre se perdonan sus debilidades.