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La reducción del paro provoca un aumento del abandono escolar

El 17,1% de los jóvenes catalanes deja los estudios al acabar la ESO, un 34% en el caso de extranjeros.

Pruebas de evaluación de los alumnos de ESO
Pruebas de evaluación de los alumnos de ESOlarazon

El 17,1% de los jóvenes catalanes deja los estudios al acabar la ESO, un 34% en el caso de extranjeros

Hace un año, sociólogos y expertos en demografía y educación, alertaron en el marco de la Comisión de Educación de la Coordinadora Catalana de Fundaciones de que la bonanza económica podía propiciar el abandono escolar a los 16-17 años, cuando los niños acaban la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO). No se equivocaban. Después de 10 años de caída de la tasa de abandono escolar en los estudios postobligatorios, lo que en Cataluña se conoce como bachillerato o ciclos formativos de grado medio, en 2018, la cifra se ha estancado. El año pasado, un 17,1% de jóvenes catalanes entre 17 y 24 años abandonaron la educación antes de haber completado unos estudios postobligatorios. Un número que está muy lejos del 7% de abandono que tiene el País Vasco o del 8% de Cantabria. Es una de las cifras más altas de Europa, donde la media ronda el 10,6%. Sólo Malta supera la tasa de abandono de los alumnos catalanes.

Expertos como Miquel Àngel Alegre, jefe de proyectos de la Fundación Jaume Bofill, y autoridades educativas de la conselleria de Educación y del Consorcio de Educación de Barcelona, sospechan que el repunte de la contratación incentivaría a los jóvenes con menores expectativas académicas a cambiar los exámenes por un sueldo a final de mes, aunque sea por un trabajo poco cualificado.

Preocupa, especialmente, la tasa de abandono entre los chicos (21%), entre jóvenes extranjeros (34 %) y entre los hijos de familia con un bajo nivel de estudios (34 %). Con la idea de formular estrategias para frenar el abandono escolar tras acabar la ESO, expertos y autoridades educativas debatirán esta tarde en el Palau Macaya sobre «¿Cómo avanzar hacia una secundaria postobligatoria para todos?». Países como Bélgica, Holanda Portugal o Alemania cuentan con una educación obligatoria hasta los 18 años. Pero Alegre considera que retener a los alumnos más tiempo, no garantiza revertir el fracaso. «Primero hay que analizar por qué los alumnos dejan los estudios y resolver lo errores que el sistema educativo pueda tener», constata.

El jefe de proyectos de la Fundación Jaume Bofill señala que tanto el nivel de abandono como de fracaso escolar en la secundaria postobligatoria (bachillerato y Formación Profesional de grado medio) no se corresponde con los resultados competenciales que demuestran los alumnos en las pruebas internacionales estándares como PISA. Los jóvenes catalanes abandonan más y antes los estudios que jóvenes de países del entorno con el mismo nivel de competencia.

Impacta la cifra de que apenas el 46 % de los alumnos que empieza un ciclo de grado medio lo termina. Además, según datos del curso 2017-2018, por cada cien alumnos que empezaron a estudiar bachillerato terminaron 80.

En el caso de la FP, hay muchos alumnos que cambian de estudios e itinerarios. Los expertos lamentan que los jóvenes no reciben una buena orientación por parte de sus profesores de secundaria. «También por presiones familiares o inercias culturales acaban eligiendo un itinerario equivocado», añade Alegre.

Las altas cifras de abandono y de fracaso escolar en la educación secundaria postobligatoria obliga a cuestionarse qué itinerarios de acceso podrían dibujarse entre la ESO y el bachillerato y la FP; cómo favorecer pasarelas entre las opciones de bachillerato y los ciclos formativos que permitan una mayor personalización, así como actualizar el contenido formativo para hacerlo más atractivo para los alumnos y repensar el perfil y la formación de los profesores.

También es obligatorio plantearse si la oferta de formación es suficientemente amplia y si es económicamente asequible. «Hay chicos que encuentran una FP a su medida a kilómetros de su residencia y más demanda que oferta pública», alerta Alegre.. Para facilitar la inclusión e incentivar el acceso a los estudios a jóvenes con menos recursos económicos, los expertos plantean más becas, personalizar la enseñanza y mejorar la orientación en las etapas de estudios obligatorios.