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Barcelona

Las obras maestras se bailan

El Macba cede sus pasillos al coreógrafo Boris Charmatz para su proyecto «20 bailarines para el siglo XX».

La Tate Gallery fue el escenario del proyecto de Bruce Charmatz.
La Tate Gallery fue el escenario del proyecto de Bruce Charmatz.larazon

El Macba cede sus pasillos al coreógrafo Boris Charmatz para su proyecto «20 bailarines para el siglo XX».

La danza contemporánea tiene sus maestros, sus genios creadores que en el siglo XX han llevado la experiencia del movimiento a escalas emocionales exquisitas, imposibles de imaginar hasta entonces, tan altas que son capaces de romper cualquier corazón, hasta el de los bárbaros, cínicos y sin vergüenzas.. «Pues a mí no me gusta la danza», dicen algunos. Claro, es importante saber lo que a uno le gusta. Oh, amigo, pero si sabes que te gusta la danza, debes saber que hay obras de las que no eres el mismo después de verlas. Y si todavía no sabes que te gusta la danza, ¡a qué esperas!

Las obras maestras de la danza, por tanto, tienen el mismo vigor, rigor, asalto, provocan el mismo estremecimiento, que cualquier obra de arte, de Tàpies a Miralda, Basquiat o Rabascall. ¿Existen museos de la danza donde en cada sala se exhiban las coreografías de los maestros? No, sólo existen los teatros y sus programaciones cambiantes. Al menos hasta ahora, porque este fin de semana el Museo de Arte contemporáneo de Barcelona (Macba) se abrirá a estas obras imposibles de colgar, que actuarán con el fondo de su colección demostrando que el valor de las piezas es equivalente.

Una unión feliz

El responsable de esta maravilla es Boris Charmatz, coreógrafo francés que ha llevado a varias grandes pinacotecas del mundo como el MoMA de Nueva York, el Reina Sofía de Madrid o la Tate Gallery de Londres, el proyecto «20 bailarines para el siglo XX». La idea es tan simple que es brillante. Llevar a 20 bailarines, cada uno con coreografías de los máximos maestros de la danza contemporánea, a un museo de arte y provocar que las obras de unos y otros se comuniquen y converjan, demostrar que el arte del movimiento es ese fulgor, esa estela que queda cuando algo bello pasa delante de ti. Si alguien pudiese seguirla con un pincel sería el artista más grande del nuevo siglo. «Quería repensar la idea de museo, un espacio que presenta objetos, pero que también puede servir para presentar movimientos e ideas», asegura Charmatz.

De esta forma, podemos ver a un bailarín ofrecer una coreografía icónica de Merce Cunningham junto a un gran cuadro de Juan Muñoz o una video instalación de The Otolith Group; o el baile teatral de Alain Platel enfrentarse cara a cara con las obras de Gego o Antoni Tàpies. ¿Qué añade la danza a estas obras? A las obras no les añade nada, funcionan por sí mismas, ah, pero a los visitantes que podrán verlas conjuntas, la respuesta es explosiva. « El cuerpo del bailarín es una obra de arte, un museo y un gran archivo de danza. No hay nada mejor para conocer una obra que pedir a quienes la bailaron que vuelvan a reconstruirla», asegura el coreógrafo.

Los 20 bailarines, cada uno de su propio padre y madre, con sus diferentes trayectorias, generaciones, intereses y capacidades escogieron un solo de danza que poder ofrecer. De esta forma se podrán ver piezas de creadores titánicos como Nijinski, Merce Cunningham, Martha Graham o William Forsythe. No se entenderái la danza contemporánea sin estos nombres. Sin embargo, también hay espacios para rutinas que abrazan otros creadores como los movimientos icónicos de Charles Chaplin, las danzas tradicionales del Magreb o las maravillas gimnásticas del hip hop. «Es un archivo vivo, una cata de algunas de las 20 maravillas de la historia de la danza contemporánea», dice Charmatz.

Entre esta veintena de bailarines, hay tres españoles: el valenciano Kiko López Juan, que se encargará de dar a conocer sus movimientos de danza africana y hip-hop; la profesora Sònia Sánchez, que interpretará «El manantial de mi alma», una pieza inédita suya; y Javier Vaquero Ollero, quien interpretará «Retrospective», de Xavier Le Roy «Las obras de arte interpelan directamente con los bailarines y agrandan el contexto de significados de las coreografías como una caja de resonancia», señala el coreógrafo.

Los bailarines no estarán confinados en ningún espacio pre escogido, sino que irán moviéndose hasta encontrar el más adecuado para el diálogo que quieren abrir. Al acabar su número, el público podrá interrogar al artista sobre la verdad detrás de la pieza que acaba de bailar y cómo juega con las obras de arte. Algunas se bailarán sin música, otras lo harán con piano. «La música a veces es necesaria para que transporte mejor la carga emocional del movimiento», comenta Charmatz.

Las piezas se podrán ver hoy sábado en el Macba entre las 16.00 y las 20.00 horas, y el domingo entre las 11 y las 15 horas. Charmatz regresará en marzo al MErcat de les Flors para presentar «10.000 gestos».

DÓNDE: Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. (Macba)Pl. dels Àngels, 1.

CUÁNDO: Entre hoy y mañana. Sábado de 16.00 a 20.00 horas. Domingo de 11 a 15.00 horas.