Crítica
Las terceras bodas de Fígaro
El Liceo acoge el regreso del montaje de Lluís Pasqual de la célebre ópera bufa de Mozart, que se estrenó en 2008 y volvió en 2012, siempre con un abrumador éxito de crítica y público
El Liceo acoge el regreso del montaje de Lluís Pasqual de la célebre ópera bufa de Mozart, que se estrenó en 2008 y volvió en 2012, siempre con un abrumador éxito de crítica y público.
¡Un sirviente que se atreve a plantar cara a su señor! ¡Una condesa que decide enfrentarse a su conde! ¡Una obra de teatro que se hace eco y se ríe de las clases dominantes! ¡Blasfemia! ¡Y hay más! ¡¡¡Imposible!!! ¡Cómo! ¡Una ópera bufa que sublima esa idea y la hace inmortal! Sólo el arte es capaz de volver de cabeza el mundo en el que vivimos y obligar a empezar de cero.
A finales del siglo XVIII, Mozart estrenaba su legendaria «Le nozze di Figaro». El impacto en el público fue tan grande, que aunque muchos la criticaban, no había quien no quisiese correr a verla y volver a verla y, por qué no, volver a verla una vez más. La historia de Fígaro, que decide plantar cara a su señor, el Conde de Almaviva, que afirma que quiere restaurar el derecho de pernada y dormir con Susana, la novia de Fígaro, antes de la boda, se convirtió en un eco de amor y libertad de la mano de la música de Mozart. Inspirada en la obra de teatro de Pierre Augustin Caron de Beaumarchais, que el propio emperador José II de Habsburgo, el compositor austríaco, que colaboraba por primera vez con el libretista Lorenzo da Ponte, hizo una de esas obras maestras que se saborean mejor la tercera vez.
Y por tercera vez se presenta en el Gran Teatro del Liceo el montaje de Lluís Pasqual de «Las Bodas de Fígaro», tras su éxito en 2008 y 2012, ambientado en los años 30, con una puesta en escena fría que pone todo el foco en las voces para que den calor a las relaciones amorosas. Quien quiera ir a verla, que no espere que vuelva, así que lo mejor es correr. «Es una puesta en escena de gran calidad a la que tenemos mucho cariño, pero hay que dejar espacio a otras producciones», la directora artística del teatro, Christina Scheppelmann.
Esta ncohe será el estreno del montaje, que continuará en cartel hasta el 20 de noviembre. El bajo barítono Kyle Ketelsen retomará su papel como Figaro, como ya hiciera en 2008. Por su parte, en el papel de Susanna se alternarán las sopranos Mojca Erdmann, que debuta en el Liceu, y Elena Copons, que debuta en este rol. «No es cierto eso que se dice de que no se cuida a la gente del país, yo me siento muy cuidada por el Liceu»,c omenta la soprano catalana.
El reparto se completa con el barítono Gyula Orendt como el conde Almaviva y Anett Fritsch como la condesa, en sustitución de la anunciada Olga Mykytenko, bajo por enfermedad. «Es un reparto de gente joven muy buena», asegura Josep Pons, su director musical, un enamorado de esta ópera bufa «que con un lenguaje aparentemente sencillo logra expresar mucho».
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