Cataluña
Manual de los CDR: “Paralizar Cataluña con boicots y sabotajes”
Uno de los puntos centrales de la estrategia “revolucionaria” (los CDR cubanos llevan este “apellido") es la de dar la apariencia que todo lo que ocurre responde a la iniciativa popular
Lo ocurrido ayer en Cataluña responde al contenido de los “manuales” que los “Comités de Defensa de la República” manejan en los últimos tiempos y que distribuyen con su propio nombre o con otros que se utilizan según las conveniencias de cada momento.
Lo ocurrido ayer en Cataluña responde al contenido de los “manuales” que los “Comités de Defensa de la República” (CDR) manejan en los últimos tiempos y que distribuyen con su propio nombre o con otros (Em
Plantem, Tsunami, Gaar, etcétera) que se utilizan según las conveniencias de cada momento. Pero todos ellos provienen de un núcleo central que es que dirige la “lucha callejera” con el fin de desestabilizar el sistema democrático.
Uno de los puntos centrales de la estrategia “revolucionaria” (los CDR cubanos llevan este “apellido") es la de dar la apariencia que todo lo que ocurre responde a la iniciativa popular, a la acción autónoma de cada grupo de individuos, de “ciudadanos indignados”, que deciden pasar a la acción. Es falso.
Hay una estructura difusa pero jerarquizada que aprovecha las redes sociales, en especial los canales de Telegram, para transmitir consignas y fijar objetivos. Incluso, como quedó demostrado en la última operación de la Guardia Civil contra una célula de “cederros” que habían decidido cometer atentados de carácter terrorista, está previsto el uso de “walkies talkies” y de lenguaje convenido.
Asimismo, siguiendo el ejemplo de lo que ocurre en Hong Kong existe un sistema, que ofrece un determinado fabricante de móviles, para conectarse a través de Bluetooth una vez iniciados los ataques y ser indetectables por las Fuerzas de Seguridad.
Las revueltas de ayer combinaron la actuación de un núcleo más o menos numeroso, según los momentos, que era el que se movía por Barcelona, integrado por individuos que salieron de las universidades aprovechando que se suspendían las clases, y que se desplazaban por la ciudad, para concentrarse frente a determinados objetivos (aeropuerto y Jefatura Superior de Policía, entre otros).
En paralelo, grupos más pequeños, en distintos puntos de la ciudad y de otras zonas de Cataluña, provocaban cortes de vías de circulación (carretera y trenes) con la consiguiente paralización de la circulación y perjuicios para los ciudadanos. Nada respondía a la improvisación. En otras grandes ciudades también se utilizó la táctica del grupo numeroso y los grupúsculos.
Las Fuerzas de Seguridad, Mossso D’ Esquadra, y Policía Nacional en algunos casos, actuaron con profesionalidad y eficacia para proteger las instalaciones esenciales y edificios oficiales, pero no podían evitar todos los “saltos” que pequeños grupos daban a lo largo del territorio catalán.
En uno de los manuales distribuidos hace meses por los CDR, a través de una de sus “plataformas, se explica con nitidez lo que hay que hacer y ayer se puso en práctica, con el objetivo final de una huelga general el próximo viernes. “Son muchas las voces que se escuchan pidiendo una huelga general y una parada de país. Ha llegado el momento (...) El pueblo catalán da un paso adelante y convoca a todas las personas independentistas a unirse a los Grupos Autónomos de Acciones Rápidas (GAAR). Votamos independencia, no autonomía. Hace ahora tres meses que hemos lanzado este proyecto, los GAAR, cada uno de estos grupos está formado por gente que se conoce, de una misma población, para realizar acciones y lograr el paro del territorio”, señalaban.
Después, en una clara contradicción, hacían ver que cada grupo hacía lo que le daba la gana, pero las instrucciones estaban claras: “Nuestra organización está pensada para no tener que recibir órdenes, ni directivas de nadie, de modo que si un grupo cae, los demás seguirán efectuando sus acciones de manera independiente”.
Esto, tal y como informó LA RAZÓN, no es cierto sino que es el “escaparate” que los CDR y otras organizaciones separatistas utilizan cuando una jornada se presume de gran violencia, por más que se diga lo contrario. “Nuestro principal objetivo es tanto la paralización de los grandes ejes de comunicación de Cataluña con los países vecinos (Francia y España) como el boicot y el sabotaje. Nos centraremos en: los turismos y carreteras; las vías de tren, metro; las zonas industriales; las fuerzas del orden; las comunicaciones por cableado”, anunciaban.
Con todo, lo más preocupante es que, según un documento al que tuvo acceso LA RAZÓN, para materializar estas acciones delictivas habían elaborado un manual, similar a algunos de los que utilizaba la “kale borroka” de ETA, para preparar previamente los ataques, eludir la acciones de las Fuerzas de Seguridad y, si eran detenidos, llamar a los gabinetes de abogados que estarán preparados para asesorarles desde el primer momento.
Antes de comenzar las revueltas, los organizadores se han mirado en el espejo de lo que ocurre en Hong Kong y, según se pudo comprobar ayer, han interiorizado algunas de sus “enseñanzas:
--Realizar acciones móviles, “saltos” y no caer en el error de acampadas permanente, donde los participantes pueden ser cercados por las Fuerzas de Seguridad y, por lo tanto, identificados y detenidos.
--Las protestas se pueden iniciar con un recorrido previsto pero, en función de la presencia policial y las conveniencias, cambiarlo sobre la marcha. Se pueden dar a conocer itinerarios previos para despistar, pero lo mejor es la improvisación.
--No visualizar la existencia de líderes, aunque los haya, con el fin de que no sean identificados por las Fuerzas de Seguridad y llevados ante los tribunales. Además, no hacen falta esos dirigentes visibles, ya que las consignas se van a transmitir, una vez fijadas las ideas-fuerza en las reuniones que se han mantenido en días pasados, a través de las redes sociales.
--Seguridad interna para evitar filtraciones. Los miembros de cada célula se deben conocer entre sí y recelar de espontáneos y nuevas incorporaciones.
--Tener previsto un sistema de abastecimiento, de comida y materiales, para los que participan en las revueltas por si fuera necesario ponerlo en marcha. Ayer llegó a estar preparado.
En definitiva, según reconocen expertos consultados por este periódico, lo ocurrido responde a un plan preestablecido que, para mayor gravedad, cuenta con el apoyo implícito de parte de la clase política e instituciones de Cataluña. Es cierto que los Mossos actuaron con prontitud y eficacia, a diferencia de lo ocurrido en otros momentos, pero también lo es que los máximos dirigentes de la Comunidad Autónoma, lejos de lanzar mensajes para la revuelta se detuviera, se sumaron a la manifestación en el momento oportuno.
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