Política
Mas denuncia una conjura del Estado contra la familia Pujol
Considera que hay una campaña para destruir «símbolos catalanes» con dinero de organismos españoles
El Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), en el que han entrenado medallistas olímpicos como Gervasio Deferr o el equipo español de natación sincronizada, fue el escenario elegido ayer por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) para celebrar el primer Consejo Nacional.
El Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Sant Cugat del Vallès (Barcelona), en el que han entrenado medallistas olímpicos como Gervasio Deferr o el equipo español de natación sincronizada, fue el escenario elegido ayer por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) para celebrar el primer Consejo Nacional tras la retirada de su secretario general, Oriol Pujol, de la primera línea política. Además del marco elegido –emblema para el mundo del deporte de esfuerzo, sudor y lágrimas, tres imágenes que bien pueden representar el sacrificio que Convergència hace para sacar adelante el proceso soberanista y los presupuestos de 2013–, el acto estuvo cargado de simbolismo. Después de dar un paso atrás en la dirección de CDC, tras su imputación en el caso de las ITV para no perjudicar al proceso soberanista, fue Artur Mas y no los sucesores de Oriol Pujol al frente de la secretaría general, Josep Rull y Lluís Corominas, quien tomó la palabra en el Consejo Nacional. Además, la intervención del president de la Generalitat se alargó durante más de una hora, algo inusual para este tipo de discursos.
Mas habló, precisamente, de símbolos. De referentes catalanes como Manuel Carrasco i Formiguera –el presidente de Unió del que esta semana se celebró el 75 aniversario de su fusilamiento por parte de tropas franquistas–, del presidente de la Generalitat, Lluís Companys –también ejecutado por el franquismo–, y de Jordi Pujol. Y sobre el «símbolo» que Pujol significa para los catalanes, «por todo lo que ha hecho y por lo que ha representado», Mas denunció que hay «organismos del Estado» que están impulsando una campaña para destruirlo.
Sin citarlo explícitamente, el president de la Generalitat se hizo eco de la información publicada por «Interviu» sobre el presunto plan del CNI financiado con 10 millones de euros para bombardear el proceso soberanista. No tuvo reparos a la hora de denunciar que hay «organismos muy poderosos del Estado que tienen dinero en el cajón para desgastar nuestros símbolos». Aunque está en manos de la Justicia aclarar si Oriol Pujol es culpable o inocente por presunto tráfico de influencias en el caso de las ITV, Mas interpretó que las causas judiciales que afectan a la familia Pujol-Ferrusola son una ofensiva para desgastar al patriarca. «Hay ofensivas que persiguen introducir en la sociedad catalana dudas sobre estos símbolos», lamentó, tras advertir que «no permitiremos que nadie se cargue estos símbolos».
Aunque han pasado ya 75 años del asesinato de Carrasco i Formiguera y 73 del de Companys, salvando las distancias, Mas equiparó la «ofensiva» contra la familia de Jordi Pujol con estos fusilamientos. Denunció que lo que se está buscando con esta campaña para atacar a los referentes de Cataluña es instalar la desconfianza entre los catalanes. Para neutralizarla cerró filas en torno a su mentor y Oriol Pujol.
Mas empezó su intervención agradeciendo a Oriol Pujol su retirada de la primera línea política. Reconoció su «generosidad» por «haber puesto los intereses del país por delante de los intereses personales» y su coherencia al haber cumplido con la palabra de que daría un paso hacia atrás para no perjudicar al proceso soberanista. Pujol, que a puerta cerrada ofreció un discurso a los suyos «muy emotivo», en palabras de Mas, recibió una cariñosa ovación. Pese a los gestos afectuosos, Mas defendió que hay asuntos que deben investigarse bajo el principio de que «todos somos iguales ante la Justicia».
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