Miserachs al completo

La Pedrera dedica una exposición a uno de los grandes maestros de la fotografía.

A Xavier Miserachs le gustaba definirse como un «voyeur» y así lo puede comprobar quien vea uno de los vídeos que recoge estas declaraciones del fotógrafo dentro de la exposición que puede verse en la Fundació Catalunya La Pedrera. Desde ayer y hasta el 15 de julio, Miserachs es el protagonista de una muestra que recupera su trabajo conocido y también el inédito, un recorrido por los temas que obsesionaron a este maestro de la imagen.

La historiadora de la fotografía Laura Terré es la comisaria de esta muestra que reúne 154 imágenes con los temas y las personas que se convirtieron en tema principal de su objetivo. Todo ello con la intención, como dijo Terré, de «reivindicar y redescubrir la trayectoria de Miserachs».

«Hacer la selección ha sido muy difícil porque es muy difícil simplificar la trayectoria de Miserachs, pero tampoco se puede prescindir de su trabajo más conocido», comentó Terré durante la presentación de la muestra. Y es verdad que no era una labor sencilla porque ha tenido que remirar entre las 10.000 diapositivas de este maestro de la fotografía que se conservan en su archivo, hoy depositado en el Museu d'Art Contemporani de Barcelona (Macba). «No ha sido una búsqueda documental sino que hemos seguido su huella», comentó. Y esta «huella» se extiende en encargos como fotografías familiares o trabajos para revistas y libros de época, como los que realiza acompañado de Francisco Umbral o Carlos Barral.

Miserachs fue uno de los integrantes de la nueva generación de fotógrafos que desde los años 50 y 60 se propusieron renovar la fotografía documental en España. El resultado, en el caso de Miserachs, es una soberbia utilización de un potente blanco y negro para convertir en imágenes un país que trataba de sobrevivir al franquismo.

La muestra agrupa todo cuanto le interesaba a Miserachs, reportajes que están vinculados con la historia social y cultural del país a partir de la segunda mitad del siglo pasado. En este sentido, encontraremos sus labores en blanco y negro, aunque también hay espacio para la experimentación o el color, todo ello para acabar con algunos de los tópicos que han perseguido a Miserachs.

También encontramos su personal visión de Barcelona a la que dedicó un libro que ya es mítico. Se trata de «Barcelona. Blanc i negre» que en 1964 apareció en Aymà. Pero Miserachs también se encargó de registrar con su cámara, por muy inteligente encargo del entonces alcalde Pasqual Maragall, los cambios que vivió la capital catalana en los años 80.

En la Pedrera también tenemos al Miserachs que se siente cómodo convirtiendo la moda en uno de los pilares temáticos de su trabajo. Tampoco faltan sus soberbios retratos de Teresa Gimpera como icono y musa de la «Gauche Divine», así como los de Salvador Dalí, Josep Pla, Joan Miró o Antoni Tàpies.