Muerte, soledad y comedia, una receta infalible

La Villarroel acoge «La calavera de Connemara», de Martin McDonagh,enfant terrible de la nueva dramaturgia anglosajona.

El vértigo de pensar en la infalibilidad de la muerte provoca dos reacciones naturales, la angustia y el terror o la risa y la histeria. El dramaturgo y director Martin McDonagh siempre se ha decantado por el segundo tipo. En realidad, las dos reacciones no dejan de ser mecanismos psicológicos de defensa y McDonagh sabe de sobras que la risa es más eficaz en este aspecto. ¡Reíd, reíd, malditos! «Supongo que me gusta caminar la línea entre la comedia y la crueldad porque creo que una ilumina a la otra. Todo mi trabajo bascula entre la comedia negra y la más triste y desesperada melancolía», comenta el director de «Escondidos en Brujas».

La Villarroel acoge hasta el 26 de noviembre «La calavera de Connemara», oscura tragicomedia de McDonagh en que indaga en el lado más macabro de la soledad, la culpa y, por último, la muerte. La obra nos presenta a Mick, encargado de enterrar y desenterrar cadáveres en el cementerio de un pequeño pueblo para dejar espacio a los nuevos fallecidos. De esta forma, a los siete años de la misteriosa muerte de su mujer, se verá obligado a desenterrarla para dejar espacio para un nuevo muerto. Aquí comenzará el conflicto, porque renacerán en el pueblo los rumores que le convertían en el asesino de su mujer. Y a veces, los rumores puede que sean falsos, pero pueden ser preformativos.

Enterrados en vida

Iván Morales leyó este texto y quedó embrujado. En seguida se reunió con Tania Brenlle, directora de La Villarroel, para convencerla de llevarla al escenario. «Me insistió de que era una comedia, pero la leí y, sí, te reías, pero la verdad es que la historia era muy oscura», recuerda Brenlle. Al verla dubitativa, Morales le ofreció hacer una lectura dramatizada de la pieza y reclutó a Pol López, Oriol Pla y Xavi Sáez para hacerla. «Ya no tuve dudas. Le dije que lo haríamos, pero sólo con estos actores. La energía entre ellos era sobrecogedora», añade Brenlle.

Dicho y hecho, año y pico después de aquella primera reunión llega al teatro este «La calavera de Connemara», con Marta Millà añadiéndose al reparto. «Es la historia de cuatro supervivientes, cuatro personas aisladas en un pequeño pueblo, unos cafres que, como todo el mundo, necesitan querer y ser queridos, pero no les será nada fácil y la gente puede reaccionar de formas muy extrañas y extremas cuando esto ocurre», señala Morales, que después de pasar con éxito por salas pequeñas dirige ahora en un teatro de mediano aforo.

Pau Gener firma la traducción y adaptación del texto en el que ha intentado adaptar los localismos y lenguaje rural irlandés del original al mismo catalán rural. La intención era hacer esta historia con un toque de «thriller» fantástico lo más realista y cercano al espectador de aquí. «Hemos trabajado mucho de manera conjunta. Siempre teníamos el original al lado en los ensayos y los actores iban ofreciendo sus ideas a cómo ser más fieles o no al texto», asegura Morales.

Pol López interpreta a Mick, mientras que Oriol Pla es su joven compañero desenterrador. Por su parte, Xavi Sáez es el policía del pueblo y Marta Millà hace de una entrañable católica, vieja, cotilla, alcóholica y ludópata que lo sabe todo de sus vecinos. Habrá risas, habrá tensión y habrá esa angustia histérica tan catártica del mejor teatro.

Dónde: La Villaroel. C/ Villarroel, 87.

Cuándo: Del 15 de septiembre al 26 de noviembre.

Cuánto: 28 euros.