Investigación científica
«No estamos cerca de la curación del VIH, pero creo que se va a conseguir»
Javier Martínez-Picado, investigador del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), asegura que «se ha conseguido controlar la replicación viral gracias a la terapia antirretroviral en la inmensa mayoría de pacientes, auunque a pesar de todo sabemos que los tratamientos no permiten curar la enfermedad».
Javier Martínez-Picado, investigador del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), asegura que «se ha conseguido controlar la replicación viral gracias a la terapia antirretroviral en la inmensa mayoría de pacientes, auunque a pesar de todo sabemos que los tratamientos no permiten curar la enfermedad».
La investigación en torno a al Sida ha dado como resultado el control de la enfermedad, pero aún no se ha logrado su curación. En este sentido, ahora, un estudio liderado por tres centros internacionales, entre los que se encuentra el Vall d'Hebron Institut de Recerca, y en el que participa IrsiCaixa, aporta nuevos datos al respecto.
– ¿El principal obstáculo para curar el Sida es el reservorio viral? ¿Qué es? ¿Cómo actúa?
–Se ha conseguido controlar la replicación viral gracias a la terapia antirretroviral en la inmensa mayoría de pacientes, a pesar de todo sabemos que los tratamientos no permiten curar la enfermedad y eso lo sabemos porque si detienes el tratamiento retroviral en una persona, al cabo de pocos días vuelve a haber virus en toda su sangre. La curación la limita el hecho de que el virus se queda en estado latente en algunas de las células en las que ha penetrado. Cuando un virus entra en una célula llega hasta el núcleo de control de la célula, que es su ADN, y se integra dentro de ese ADN, y una vez ha hecho eso, ahí se queda. Y si se queda sin hacer nada, dormido, esa célula se vuelve invisbile tanto para el sistema inmunitario como para el tratamiento retroviral. Estas células que tienen un virus latente es lo que llamamos el reservorio y éste va a estar en diferentes parte del cuerpo: en venas y arterias, pero también en todo el tejido linfoide. El reto de la investigación en la curación del VIH es ¿cómo identificamos las células que tienen el virus dormido? ¿Podemos encontrar alguna huella de que el virus ha entrado en la célula?
–El año pasado un estudio aparentemente logró un avance en este sentido
–Las células, en su superficie, tienen una serie de moléculas, que las estamos estudiando para ver si alguna de ellas nos delata que una célula ha sido infectada por el virus. En este sentido, el año pasado se publicó un artículo en la revista «Nature» que hacía referencia al hallazgo de un marcador para identificar si una célula está infectada o no y el marcador que éste determinó es una proteina que se llama CD32. Así, el estudio apuntaba que si una célula expresa CD32 es una célula que tiene todas las posibilidades de estar latentemente infectada. Entonces pensamos que era una descubrimiento fantástico que nos permitía empezar a dirigir terapias para conseguir destruir las células que tienen CD32 y conseguir despertar el virus que está en estas células y en el momento que tú despiertas este virus, el virus deja de ser invisible y puede ser destruido o por los medicamentos o por el sistema inmunitario. Grupos de todo el mundo nos pusimos entonces a trabajar para usar este marcador en beneficio de las terpaias y vimos que nuestros resultados no confirmaban las conclusiones del artículo del Nature. Decidimos trabajar en conjunto y el resultado es una artículo que se acaba de publicar
–¿Y qué determina dicho artículo?
–La molécula CD32 no es precisamente un marcador de células latentemente infectadas, sino al revés, es un marcador de células activadas y que están expresando el virus. Y esto cambia totalmente la película
–¿A priori podría considerarse una mala noticia?
–Si me apura es un pequeño paso atrás respecto al artículo del año pasado, pero que en solo un año hayamos conseguido determinar que esto no era como se había planteado es increíble. Hemos aprendido cosas, incluso a nivel técnico, de por qué el artículo del Nature ofreció unos resultados que no eran del todo correctos y nos ha permitido un avance también técnico. Además, ese artículo se centraba solo en sangre y un avance importante en este útlimo trabajo es que no solo hemos mirado en sangre, sino también en ganglios y en mucosa vaginal y eso nos ha dado otro enfoque diferente que no teníamos hace un año. En cualquier caso, esto nos deja el campo abierto para seguir buscando un marcador de la latencia viral, que es la limitación principal a que no podamos curar la enfermedad. Siempre que hay una limitación aparecen nuevas oportunidades.
–¿Y ahora qué?¿Hacia dónde hay que enfocar la investigación?
–Lo que estamos haciendo ahora es tomar varios marcadores para usarlos simultáneamente con el fin de detectar esas células latentes. No vamos a mirar un solo marcador, sino múltiples marcadores y vamos a intentar ver si la combinación de dos o más marcadores puede focalizarnos hacia el auténtico reservorio viral. Y creo que en uno o dos meses tendremos datos sobre este trabajo.
–¿ Estamos cerca de la curación de la infección por VIH?
–Nosotros estamos muy comprometidos con el objetivo de curar la infección por VIH y en este sentido tenemos cuatro grandes líneas de trabajo. Una de ellas es ¿cómo podemos utilizar los medicamentos antivirales que tenemos actualmente para combinarlos y conseguir reducir al máximo este reservorio y cuándo hay que hacerlo? Una segunda estrategia consiste en buscar moléculas que despierten las células que están latentemente infectadas para que el virus se haga visible tanto al sistema inmunitario como a las medicamentos. La tercera gran estrategia es la inmunoestimulación: los pacientes que reciben terapia retroviral están muy bien de salud, pero su sistema inmunitario se olvida del virus, por eso cuando paras el tratamiento, el virus reaparece. En este sentido, buscamos formas de reeducar al sistema inmunitario para que no se olvide nunca del virus. La última estrategia tiene que ver con la terapia celular y genética. En la celular estamos haciendo trasplantes con células madre, que tienen una mutación natural y carecen de una de las puertas de entrada que el virus ha de usar para penetrar en una célula y esas células no se van a infectar por el virus y esto lo hacemos con pacientes que requieren un transplante hematológico. La terpaia genética consisiría en modificar esta puerta de entrada del virus por ingeniería genética. En cualquier caso, creo que no estamos cerca de la curación, pero sí creo que se va a conseguir. Estamos cerca de ver casos concretos de curación pero muy puntuales.
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