Barcelona
«No se puede comparar este momento con la Transición. España no es la del Franquismo»
Entrevista a Josep Maria Bricall. ex conseller de Gobernación (1979-1980) durante el Govern de Tarradellas
Entrevista a Josep Maria Bricall. Economista, nació en 1936 en Barcelona. Fue secretario general de la Presidencia (1977-1979) y conseller de Gobernación (1979-1980) durante el Govern de Tarradellas.
Usted estuvo cerca del president Tarradellas y vio cómo se restauró la Generalitat, ¿considera que este momento requiere de un proceso similar?
No sé qué decirle, estoy bastante desanimado. Esto lleva ya mucho años y este país no tiene Govern. El motivo por el cual queríamos un Govern en Cataluña es para que haya Govern en Cataluña. Ahora no hay nada, y esto no se ha acabado y durará muchos años. Hay una institución alrededor del mundo que es muy higiénica y consiste en dimitir. Cuando uno sabe que un problema no lo resuelve, dimite. Hablo de dimisión tanto desde el flanco catalana como español.
–¿Es equiparable el momento de la transición con el que vivimos actualmente?
No, de ninguna manera. Ni España es la del franquismo ni Cataluña es la del prefranquismo. Los partidos políticos responden a puntos de vista muy diferentes ahora. En estos momentos, el Gobierno y el Govern son de partidos muy diferentes a los de entonces. Ahora, para mi lo decisivo es que España plantee las cosas con racionalidad y en Cataluña haya un Govern de unidad.
–¿Ve posible que se reedite el Govern provisional de Tarradellas?
Todo es posible si se quiere hacer. En mis memorias explico un sistema de la Union Europea para llegar a los acuerdos. No debemos pensar que la gente de aquí sea tan diferente a la del resto de Europa. Siempre es difícil porque todo el mundo debe ceder, pero eso es la base de la política. El reconocimiento de la realidad es imprescindible y parece que ni Cataluña ni España se den cuenta de la realidad de cada uno de los territorios, y eso es terrible.
–Es muy pesimista, o más bien realista.
Si, es que llevamos mucho tiempo en la misma casilla. Cuando las cosas vienen mal dadas, la que recibe siempre es Cataluña. Todo lo que está ocurriendo con las instituciones o la fuga de empresas lo pagaremos caro.
–Tarradellas sufrió el exilio muchos años, ¿se puede comparar su situación con la de Puigdemont?
No. Que Puigdemont está fuera por motivos políticos es evidente, ahora que la situación de Puigdemont es igual a la de Tarradellas me parece absolutamente incomparable. España, en estos momentos, esta reconocida por la UE como un país democrático; no era el caso del régimen franquista, y esto para mi es importante. En segundo lugar, la estancia de Puigdemont en Europa no es la misma que la Tarradellas; en España no se hablaba nunca de Tarradellas y las condiciones económicas en las que subsistía la Generalitat: Tarradellas destinó todo su patrimonio y se arruinó. No se puede hacer comparación porque es injusta e inadecuada. Dicho esto, es triste que siempre las cosas acaben como están acabando.
–¿Qué lecciones de su etapa con el president son aplicables al momento actual?
Principalmente la idea de la negociación. Cuando negocias con otro debes saber cuáles son los límites del otro. Él siempre decía una cosa: todo el mundo tiene razón y se trata de ver qué limites tiene uno y otro en la negociación. Negociar no es renunciar sino ver qué es posible. En política hay un principio importante que es saber qué cosas se pueden conseguir y qué cosas no se podrán conseguir nunca. No puedes negociar a partir de lo que no conseguirás.
–¿Cree que el independentismo puede conseguir un referéndum?
Un referéndum pactado con el gobierno español lo veo muy difícil. No digo que no sea la solución, es algo razonable. Pero con el Gobierno actual es imposible. ¿El referéndum es la única salida? Yo veo que los políticos catalanes consideran que hay otras salidas ahora, como el PdeCat o ERC. Habrá que explorar estas salidas y el Gobierno también debe tomar la iniciativa.
–¿Qué salida receta usted?
En Cataluña se necesita un Govern de verdad y en el otro lado un reconocimiento de la realidad.
–Usted habla, en sus memorias, de la falta de preocupación del Estado con Cataluña.
Yo creo que España no ha sabido organizarse como país más allá de Madrid. El centralismo francés es muy diferente de este, porque el centralismo francés tiene una idea del territorio y sabe distribuir las actividades en el territorio. España no concibe una cosa que no esté en Madrid. Por parte de la mayoría de España eso ha sido aceptado, pero no en Cataluña. Porque la ciudad de Barcelona ha tenido un reclamo extraordinario. El problema de España es no tener una organización politica que se adapte a las necesidades territoriales.
–¿Convendría, por tanto, fomentar la bicapitalitad?
La bicapitalitad no se anuncia, es una cosa que se practica.
–Finalmente, usted fue el arquitecto del Consell de les Arts, ¿cómo lo ve ahora?
No lo veo. Era un deseo del president Maragall y me lo pidió, y mi afecto hacia él me empujó a impulsarlo. Ha ido perdiendo vigencia de manera que ahora si no estuviera, no pasaría nada. Cuando se muera el Consell de les Arts no habrá ni que enterrarlo.
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