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JxSí y la CUP rubrican su fracaso tras una reunión clave de sólo una hora

Los negociadores descartan unas primarias para escoger al presidente de la Generalitat.

Los dirigentes de Junts pel Sí, Josep Rull (i) y Raül Romeva (d) salen de la sede de la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) tras la reunión de hoy.
Los dirigentes de Junts pel Sí, Josep Rull (i) y Raül Romeva (d) salen de la sede de la Asamblea Nacional de Catalunya (ANC) tras la reunión de hoy.larazon

Los negociadores descartan unas primarias para escoger al presidente de la Generalitat.

Josep Tarradellas, el que fuera presidente de la Generalitat, siempre decía que en política se puede hacer de todo menos el ridículo. Después del fracaso del jueves en las negociaciones para investir a Artur Mas, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) presidida por Jordi Sánchez forzó una nueva ronda negociadora porque iban a plantear nuevas propuestas a los partidos. La reunión apenas duró una hora. La ANC tiró de «imaginación» poniendo dos propuestas sobre la mesa. La primera que una asamblea de alcaldes, concejales, diputados y senadores propongan un presidente de la Generalitat. La segunda, que en tres meses se celebraran unas elecciones entre candidatos para elegir el nuevo presidente. ¿Ridículo o esoterismo? Ni Tarradellas podría imaginar una cuestión así.

Así acabó un día que se inició invocando al Papa por los independentistas para conseguir un acuerdo. Oriol Junqueras, vestido esta vez con piel de cordero, se colgó de un vídeo del Papa Francisco poniéndolo como ejemplo de diálogo. «Sólo con la concordia y generosidad y voluntad de sumar, se avanza», tuiteó el líder republicano. Los suyos, sin la piel de cordero, continuaban pidiendo a Mas que diera un paso al lado para «salvar el proceso». En definitiva, ya han iniciado la campaña elctoral que encumbre de presidente de la Generalitat a Oriol Junqueras después de arrebar a CDC el liderazgo soberanista.

Los convergentes también marcaban su territorio. Como ERC, no quieren aparecer como los culpables del desaguisado. Por eso, no abandonan una negociación con tintes tragicómicos. Quieren explicar que Mas no es el culpable porque ha negociado hasta el último momento, mientras que la CUP es una irresponsable y una traidora, y ERC no ha hecho en este tiempo todo lo que podía hacer. A eso se dedicó el jueves por la noche, el presidente Artur Mas, en la entrevista a la carta que le hicieron en TV-3. Se explayó en sus argumentos preparando un ascenso en su profesión habitual, la de candidato. Mostró pocas esperanzas de alcanzar un acuerdo porque no estaba dispuesto a dar un paso atrás, justificó que pidiera a ERC entrar en el gobierno y afirmó que le gustaría reeditar Junts pel Sí, aunque esta reedición tiene escasas posibilidades por los movimientos de los republicanos en estos días. Lo ve claro hasta el número dos de Mas, Josep Rull, que dijo que su partido recuperará las siglas de CDC para las elecciones que se avecinan.

Por la mañana, el hermetismo de Junts pel Sí y la CUP fue total. Llamadas de teléfono y cita para una nueva reunión. Esta vez sin persecuciones ni carreras, los negociadores se citaron en la sede de la Asamblea Nacional Catalana. Cuando estaba todo preparado, la CUP emite un duro comunicado. Los diarios en su edición digital recogían un vídeo de un acto electoral de la CUP el 12 de septiembre de 2015 en Vilanova i la Geltrú. Llevaba varios días en las redes, pero no había dado el salto a la primera página. En el vídeo se puede ver a la dirigente de la CUP Anna Gabriel, la más dura oponente a la investidura de Mas, diciendo «nos da igual el nombre del presidente si quiere declarar la independencia». Para la CUP fue un golpe bajo y guerra sucia, y contestó en un comunicado. La CUP seguirá «explorando todas las posibilidades para comenzar la legislatura y dar salida al mandato plebiscitario salido de las elecciones del 27 de septiembre», para acto seguido añadir «la CUP se ha sentado en las reuniones con la idea de encontrar un candidato alternativo a Artur Mas y dispuesta a escuchar todas la propuestas».

La organización independentista recuerda también que «no va a mover su posición respecto al actual presidente de la Generalitat» y encuentra a «faltar voluntad política», por parte de Junts pel Sí. Con este ambiente, la reunión en la ANC estuvo a punto de no celebrarse. Junts pel Sí se planteó no asistir. Pero lo hizo.

Ni CDC ni ERC ni la CUP quieren aparecer como culpables ante los electores independentistas. Por eso, todos marcan terreno y posición ante las nuevas elecciones. Todos quieren descargar sus culpas y señalar al contrario. Ninguno de los tres quiere reconocer que el verdadero culpable de la situación es el propio resultado del 27-S. Las urnas no dieron la mayoría a los independentistas en votos y sólo consiguieron la mayoría suficiente para gobernar. Y aquí, han sido incapaces de ponerse de acuerdo.

La reunión duró poco y acabó sin acuerdo. La Asamblea Nacional Catalana lanzó sus dos propuestas a la desesperada para salvar el proceso y para salvar la cara de una organización que es una mera comparsa en la negociación. La primera oferta consistía en que un foro de cargos electos –diputados, senadores, concejales y alcaldes- propusieran al Parlamento el nombre del futuro presidente de la Generalitat. La segunda, superando en inteligencia a la primera, realizar unas votaciones para elegir presidente dentro de tres meses. Mientras, la presidencia sería ocupada por una persona que no se presentaría a esta suerte de primarias. Junts pel Sí aceptó la primera. La CUP la segunda.

Sacando fuerzas de flaqueza, Jordi Sánchez dijo que no hay acuerdo pero que todavía hay «un hilo de esperanza». Ante el enésimo fracaso de la ANC, que sólo ha demostrado aptitudes para convocar manifestaciones, su presidente tiró de manual para justificarse: «No salimos plenamente satisfechos de nuestra tarea de mediación pero el diálogo existe y corresponde a los partidos completarlo».

Por las palabras de Sánchez se puede interpretar que continuará la agonía, al menos unas horas más. Una agonía que rechazan las mismas juventudes de CDC que en un comunicado han pedido elecciones y que no se cierre un acuerdo con la CUP, ya que este acuerdo dejaría a un gobierno marcado por la inestabilidad. Sin embargo, ahora la cosa se complica. El fracaso de esta última negociación impidió realizar un pleno ayer viernes. A partir de ahora, en caso de acuerdo de última hora, Mas necesitaría al menos del voto afirmativo de seis diputados de la CUP en la primera votación.