Literatura

Literatura

«Pensamos que hay una cara b en gente admirable»

Malcolm Otero y Santo Giménez han logrado mostrar la otra cara de grandes mitos de la historia

Malcolm Otero y Santo Giménez
Malcolm Otero y Santo Giménezlarazon

Malcolm Otero y Santo Giménez han logrado mostrar la otra cara de grandes mitos de la historia. Son, aunque ellos no quieran, cazadores de mitos, algo que se puede constatar en el libro que acaban de publicar.

–En «Il·lustres execrables», una sección dentro del programa «Via Lliure» de RAC 1, ustedes se dedican a desmontar mitos de la altura de Picasso, Churchill, Einstein o Chaplin. Ahora todo ese material lo han convertido en un libro editado por Ediciones B. ¿Cómo nace «Il·lustres execrables»?

–M.O: Había colaborado en otro programa matinal, en la Ser, y quedando con Santi hablábamos, pese a que no nos gusta madrugar, de hacer algo juntos en la radio.

–S.G.: Me habían propuesto que hiciera una sección en «Via Lliure» donde ya existía un espacio de Genís Sinca donde todo el mundo queda bien. Pensé que había que hacer una cara b de gente admirable. El nombre salió inmediatamente.

–M.O.: Para que no fuera tanto la versión negativa del apartado de Genís nos impusimos que los execrables no fueran catalanes, aunque hemos acabado haciendo a Verdaguer, Dalí o Pla. Es decir que esa regla, como todas las que nos marcamos, queda rota.

–Hay una serie en la televisión estadounidense que se llama «Cazadores de mitos». ¿Es lo que se proponen?

–M.O.: Bueno, ellos tienen más medios.

–S.G.:La idea es que hay cierto papanatismo en el hecho de admirar a alguien sin condiciones. De hecho, no todos, pero algunos de los personajes del libro los admiramos, pero ponemos una distancia. Por ejemplo, podemos admirar a Kafka pese a que era un tarado. Chaplin era un genio, pero veía a una jovencita y perdía el oremus.

–M.O.: Es lo contrario de «todos somos Messi». Voltaire era alguien a quien admiramos mucho, incluso en su vida personal, pero no dejaba de ser un caradura, hasta el punto de tener una amante y pedirle al marido de ella que arregle el castillo en el que viven.

–S.G.: La manera de explicar todo esto era mediante el sentido del humor para que la gente no se sintiera ofendida.

–M.O.: Un ejemplo muy bueno de todo esto es Steve Jobs, un visionario, el creador de Apple, todo eso es cierto, pero era un miserable.

–¿Cómo se documentan para trazar los perfiles de estos personajes?

–M.O.: Una parte es la lectura de biografías. En ocasiones también consultamos a expertos. Hay también mucha lectura de Prensa y de artículos que se han publicado fuera y aquí no están traducidos. No es una investigación de archivo sino una recopilación de materiales a los que ponemos orden.

–S.G.: No hay ningún dato que sea un descubrimiento nuestro, pero sí hay dos vías de investigación. Por un lado, hay gente muy antigua en la que si pones en coherencia la información sobre ellos, con un toque de humor, resulta interesante, como pasa con Chaplin o Steve McQueen. Por otra parte, están aquellos de los que saben datos, pero no se han publicitado, como sucede con Teresa de Calcuta a partir de los libros de Christopher Hitchens.

–¿Han tenido problemas de censura con los personajes que han tratado?

–M.O.: Pensábamos que tendríamos más, que a algunos nos dirían que no. Pero hemos descubierto que con el humor, ahora que se habla de sus límites, se pueden contar muchas cosas.

–S.G.: Hemos comprobado que los fans de Elvis o Prince se han tomado con humor lo que contábamos. Por ejemplo, Malcolm admira a James Joyce, pero admite que tenía una parte de tarado.

–M.O.: Ocurre a veces que nos planteamos nombres, pero no sabemos si dará de sí. Recuerdo que con Patricia Highsmith teníamos nuestras reservas y resultó ser la gran tarada. Por cierto, se nos han quejado de que hay pocas mujeres en nuestro espacio.

–¿Qué personaje ha resultado ser la gran sorpresa?

–M.O.: Mitterrand.

–S.G.: Ha resultado ser más execrable de lo esperado. Un malvado fascinante. Es el más amoral de todos.

–M.O.: Andreotti a su lado es el código deontológico de la política.

–¿Hay algún personaje que haya quedado fuera de la serie por no encontrar nada sobre él?

–M.O.: Queríamos hacer Mandela, pero no hemos encontrado suficiente información como para hacer un programa completo.

–S.G.: Evidentemente tiene un pasado terrorista y una historia matrimonial difícil, pero es que se pasó 27 años en prisión, con una gran capacidad para perdonar.

–M.O.: A los que nunca tocaremos será a Sinatra y Cruyff. Admiramos tanto a Sinatra que no podemos hacerlo.

–¿Tienen lista de execrables?

–S.G.: Vamos después del programa al Piper’s que es nuestra oficina y allí decidimos quién será el siguiente.

–M.O.: Por ejemplo, ya sabemos que haremos a Peter Sellers.

–Sorprende mucho la carnicería a la que someten al pobre Steve McQueen.

–S.G.: Había leído una biografía suya y me sorprendió saber cómo era alguien que todavía hoy es una marca publicitaria.

–M.O.: Tenemos algunos personajes en la recámara. No hacemos muchos políticos porque son fáciles y ya se sabe que muchos son amorales.