Pintura

«Pintar monstruos totalmente inventados»

La Galería Mayoral recupera los temas que obsesionaron al pintor Antonio Saura en una exposición

Antonio Saura es uno de los colosos de la pintura española en la segunda mitad del siglo pasado. Por eso, el simple hecho de poder contar con una exposición de su obra en Barcelona es una noticia.

Antonio Saura es uno de los colosos de la pintura española en la segunda mitad del siglo pasado. Por eso, el simple hecho de poder contar con una exposición de su obra en Barcelona es una noticia. Si a eso le añadimos la posibilidad de contemplar de cerca obra poco conocida o inédita, entonces ya podemos hablar de acontecimiento. Y de esa manera última podemos definir la propuesta de la Galeria Mayoral.

Bajo el título «Saura. Tragedia-Creación», la galería barcelonesa reúne una quincena de óleos realizados por Saura entre los años 50 y 60, incorporando alguna sorpresa. Una de ellas es la presencia de la tela de 1957 «Salvatierra», una de las obras maestras de Saura y que se pudo ver en la Bienal de Venecia de 1958. El cuadro forma parte de una selección de «Damas», figuras femeninas en las que el pintor emplea dos o tres colores. Son piezas en las que resulta evidente la sombra de su paisano Goya, especialmente de las llamadas «Pinturas Negras». Pero Saura logra crear un estilo propio de una gran fuerza expresiva, hasta el punto de invitar al espectador a seguir con la vista el recorrido realizado por el pincel.

Igualmente atractiva es la presencia de un óleo sobre tela de 1957, desconocido hasta ahora, y que Saura regaló a su compañero en el grupo El Paso Manolo Millares. Es también una pintura ausente de cromatismo y podemos encontrarnos en ella dibujada otra vez una figura femenina. La pieza está siendo ahora catalogada por la fundación que lleva el nombre del pintor en Ginebra.

En esta reivindicación de Saura, un pintor excasamente representado en los museos barceloneses, también se cuenta con colecciones de obras de pequeño formato, papeles sueltos, que luego fueron reunidas en un solo cuadro. Es el caso de «40 superposiciones», una suerte de grandiosos collage en el que podemos encontrar un resumen autobiográfico de Saura: desde Huesca a París pasando por su querido Museo de Pintura Abstracta a la reinterpretación colorista de los clásicos de la pintura.

La exposición también incorpora documentos y algunos textos de un pintor que era un magnífico escritor. Un ejemplo de esto es «Programio», del que se expone el ejemplar que dedicó a Tharrats. En él aparece una declaración de intenciones de lo que es la obra de tan grande creador: «pintar monstruos totalmente inventados».