Arte, Cultura y Espectáculos
Rafols-Casamada regresa a Els Encants
Un particular localiza en este mercado barcelonés nueva documentación y que fue propiedad del conocido pintor.
Un particular localiza en este mercado barcelonés nueva documentación y que fue propiedad del conocido pintor.
Ha vuelto a pasar y eso que hace un año se aseguró que no volvería a ocurrir un suceso parecido relacionado con un nombre como Albert Ràfols-Casamada. El pasado año aparecieron en el popular mecado barcelonés de Els Encants y durante algunos días varias de las pertenencias del artista. No fueron poco las voces que pidieron a la conselleria de Cultura, en aquellos momentos dirigida por Ferran Mascarell, que trataran de salvar ese legado. Las gestiones que se hicieron fueron insuficientes porque hubo tiempo para que varios particulares pudieran compara libros, documentos, obras y otras piezas de Ràfols-Casamada. Finalmente las herederas del pintor y de su esposa Maria Girona donaron el archivo que guardaban a la Biblioteca de Catalunya, lo que debía suponer que fuera el final del culebrón... Pero no fue así.
Hace unas semanas, Ràfols-Casamada volvió a Els Encants. Algunos ejemplares de su biblioteca particular aparecieron en el citado mercado y fueron comprados por el coleccionista privado Manuel Camiño. Cuando pudo examinar con calma los ejemplares, encontró entre sus páginas notas, dibujos y cartas del artista, incluso una la invitación a la boda de Albert Ràfols-Casamada y Maria Girona o la tarjeta de visita del conocido escritor Juan Eduardo Cirlot.
LA RAZÓN ha podido examinar algunos de esos documentos, como unas páginas manuscritas en tinta verde, en las que Ràfols da algunas claves sobre su comprensión de la pintura. Son varias notas, como aquellas en las que dice que «la intensitat d’una pintura no està forçosament relacionada amb la intensitat del color», «Pintura gairebé sense color, o d’un sol color gris o apagat poden ser fortament intenses», o «La intensitat està en la relació forta dels elements que constitueixen la pintura».
También existen algunas cartas, como una de Ediciones Igitur en la que le solicitan un original para ilustrar «El libro de Cartago» de Cirlot, de la galería de arte y librería La Sirena de Cadaqués pidiendo su colaboración en una exposición colectiva o de otra sala que prepara una colección de gabados sobre el aire, encargo de Iberia, y que ruegan su concurso en el proyecto. También hay un borrador de la carta que envía al ppeta Melchor López por el envío de su primer libro «Altos del sol»: «Lo he leído y releído con gran placer –este placer profundo que da la verdadera poesía. Porque, sin ninguna, en este libro se respira la poesía. Poesía esencial, pero vivida y revivida en el poema», escribe el pintor, también autor de algunos poemarios interesantes.
Precisamente, en el terreno poético, también destaca una copia mecanografiada de los poemas redactados en 1941 por el leridano Jaume Agelet i Garriga, un conjunto formado por un total de catorce composiciones.
Hay también algunos dibujos surgidos entre los libros, aunque no siempre firmados por Ràfols-Casamada y Maria Girona. Alguno sin firma sí que parece indudablemente de la mano del pintor, como un pequeño bodegón en el que vemos una botella de vino, una copa y un plato de cerezas. Precisamente la gastronomía surge en estos documentos de manera curiosa. En el reverso del folleto de una exposición dedicada a Joan Brossa, Ràfols-Casamada anota a lápiz una receta para realizar un bacalao de invierno.
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