Libros
Sant Jordi: «El mejor invento del mundo»
Los catalanes inundan las calles en una diada masiva. Los libreros esperan igualar las ventas de 2012
Para triunfar en Sant Jordi no hace falta firmar. Eso es lo que debió pensar el escritor Albert Sánchez Piñol, cuya obra «Victus», una novela histórica alrededor de los hechos de 1714, fue el título más vendido este año tanto en catalán como en castellano, hasta el punto de agotar las existencias en muchas librerías. La política dejó por un lado de ser la obsesión de muchos. En la lista de los títulos más vendidos facilitada por el Gremio de Libreros de Cataluña no había prácticamente espacio para las reivindicaciones soberanistas. Los lectores buscaron ayer la novela histórica, el género literario triunfador de Sant Jordi.
Largas colas por la mañana
Todavía no hay datos concretos, pero según la estimación del gremio, las ventas globales iguales serán similares a las de 2012, con una tendencia al alza y con una participación ciudadana en las calles superior a otros años. «Estamos muy satisfechos de la respuesta de la gente. Parece que han hecho caso a nuestra recomendación de salir a la calle», afirmó ayer Antoni Daura, presidente del gremio.
Los lectores no dudaron en salir salir a la calle para poder cumplir con la tradición del libro y la rosa, buscando a sus autores favoritos para la ansiada dedicatoria. Eso es lo que debieron pensar aquellos que desde las siete de la mañana empezaron a hacer cola para poder lograr el autógrafo de Carlos Ruiz Zafón, quien, pese a no tener una novedad editorial este año, demostró que sigue ejerciendo un gran poder de atracción con sus lectores. El autor se lo tomaba con buen humor y afirmaba a este diario que «aquí estoy trabajando. A mí me encanta estar aquí y ver que la gente viene con su libro».
Fenómeno de masas también lo fue en exceso Albert Espinosa con sus «Brújulas que buscan sonrisas perdidas». Muchos adolescentes, en su mayoría seguidores de la serie «Polseres vermelles», se abalanzaron hacia la mesa de un autor que firmaba una media de un libro cada diez segundos, además de hacer un rápido posado con sus fans. «Es un día para gozar. El día de Sant Jordi me amputaron la pierna, así que siempre ha sido un día especial para mí», afirmó Espinosa.
Sant Jordi ya no se limita a buscar la rúbrica del escritor sino que una importante mayoría desea fotografiarse con estos autores. A la sueca Asa Larsson, una de las maestras de la novela policiaca venida del frío norte de Europa, le sorprendió la jornada, la primera a la que asistía. «Me parece una locura. Nunca pude imaginarme que existiera una fiesta de estas características. Incluso he hecho pesas», comentó entre risas.
Muchos eran los escritores extranjeros que se dejaron ver ayer por Barcelona. Una de las que no paró de firmar en todo el día fue Kate Morton, un fenómeno imparable. «Es algo brutal, es el día más extraño que he vivido en mucho tiempo», afirmó. Por su parte, Sarah Lark, que repetía después del éxito del año pasado, no dejaba de sonreír. «Vienen los lectores, te hablan de tus novelas, de sus personajes, y es como si hablases con gente de tu familia», señaló.
Pero el optimismo era compartido por todos. Ildefonso Falcones no dudaba en afirmar que «es el Sant Jordi más bullicioso que he visto nunca. Ya a las nueve de la mañana había gente en las Ramblas». Javier Cercas aplaudía el movimiento continuo de gente porque «Sant Jordi es el mejor invento del mundo. Creo que es mucho mejor que el pan con tomate. Para mí seguirá siendo algo muy especial e increíble». A pocos metros, el editor de Cercas, Claudio López Lamadrid, también compartía el optimismo porque «la gente se está animando a salir a la calle». Por su parte Xavier Mallafré, director general del Grup 62, subrayaba que «hoy tenemos el clima y el ambiente para que la gente salga a la calle. Solamente nos lloverá, por decirlo así, cuando la gente se vaya a ver el partido del Barça». La editora de Seix Barral, Elena Ramírez, definía el día de Sant Jordi como «admirable. Nunca había visto una primera hora tan rabiosa como la de este año». A su lado, Enrique Vila-Matas decía irónicamente que se sentía «como Frank de la Jungla. Por cierto, ¿quién es Frank de la Jungla?».
Había muchos escritores que se estrenaban en las firmas. Uno de ellos era Jesús Caballero, algo alucinado con tanto bullicio. «Vengo del centro sur y ahí no hay cosas como ésta. Me encanta el encuentro con los lectores y comprobar que lo que haces llega a emocionar a la gente», aseguró Caballero. Otra de las novatas era Dolores Redondo, fenómeno de la novela negra, que tuvo una jormada muy movida. Incluso Jorge Javier Vázquez le pidió que le firmara un ejemplar. «Nunca hubiese imaginado algo así. Incluso he conocido a Asa Larsson, a la que adoro, y estuvimos un cuarto de hora hablando, pidiendo ella una intérprete», confesó Redondo. Al otro lado del espectro, como gran veterano, estaba Francisco Ibáñez, que no paró de firmar Mortadelos, cada uno con un dibujo de Mortadelo como una flor, una vela, una avispa, etc.
Fenómenos mediáticos
Los mediáticos también se dejaron ver, y mucho. Jorge Javier Vázquez se negaba a darse besos con sus innumerables fans, algunas que reconocían que no sabían leer, pero querían su firma. A Vicky Martín Berrocal le pasaban el teléfono móvil para que saludara a un familiar y a Risto Mejide no dejaban de gritarle «tú sí que vales». A los escritores no les gusta la farándula, pero desde luego ponen la nota de color.
Dentro del mundo del ensayo, Elsa Punset se lo tomaba con filosofía. «Me he tomado unas vitaminas para aguantarlo con humor. La regla es que nunca firmo lo que me piden, sino lo que me sale del corazón», señaló. Y así acabó una larga jornada, que se cerró de golpe con el inicio del partido del Barça.
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