Nueva York
Sucia, sexy y mil veces divertida
La periodista Caitlin Moran debuta en la novela con la hilarante «Cómo se hace una chica»
La periodista Caitlin Moran debuta en la novela con la hilarante «Cómo se hace una chica»
El 13 de 1985,Bob Geldorf organizó un macro concierto bautizado como «Live Aid», que pretendía recaudar dinero para paliar el hambre en África. U2 estuvieron allí, y Duran Duran, y Dire Straits, y Elton John y Queen y Led Zeppellin y David Bowie y The Who, todo el mundo. Aunque, no, todo el mundo no. «¡Maldita sea, por qué no estoy yo... debería estar allí, junto a U2, con Bono, qué ha pasado, qué hacen ellos allí», gritaba fuera de sí el padre de la escritora y periodista Caitlin Moran. No se había vuelto loco, ni estaba borracho, aunque un poco sí de las dos cosas. El problema es que en su juventud había formado una banda y, con ocho hijos, tuvo que dejarlo. Desde que Caitlin nació seguía oyendo las historias de cómo la banda se volvería a reunir y se harían de oro. «Incluso me aprendí los nombres de los hijos de Bob Geldorf porque estaba convencida que iríamos a la misma escuela y serían mis mejores amigos», comenta Moran.
A los trece años, harta de los delirios de grandeza de su padre y de esperar sentada a una vida mejor, decidió que ella sería la que sería famosa y empezó a escribir su primer libro, convencida de que se podía crear tan maravillosa y salvaje como ella quisiese. No le fue mal del todo. A los 16 años ya escribía para «Melody Maker», semanario musical que era como una biblia para la modernez de entonces. Su objetivo, burlarse de todos esos engreídos músicos con flequillo que iban de «rockstar». Se hizo tan buena y popular que los músicos la odiaban tanto como la temían. Su veneno era tal que llegó incluso a desear la muerte a uno cantante de algún grupo del brit pop. «Por suerte, no tengo ese poder, no se murió. No era una asesina, sólo una mala persona», señala Moran. Aquí se dio cuenta que no iba por buen camino y decidió que en lugar de hablar de lo que era un horror, sólo señalaría lo que estaba bien.
Una trilogía con un plan
Toda esta vida encerrada en una concatenación de anécdotas hilarantes es «Cómo se hace una chica», (Anagrama) libro que anima a las adolescentes a dar un golpe sobre la mesa y gritar al mundo entero lo que son, lo que quieren ser, y lo que harán a la gente que trate de impedírselo, porque será mejor que ni lo intenten. «Tu miras internet y ves a estos jóvenes hablando con cinismo del mundo y es lo que yo hacía, pero no tiene sentido. Un cínico se construye una coraza donde se siente seguro, pero que también le impide crecer. Son jóvenes, han de amar la vida y a partir de allí abrirse a sus mil posibilidades», dice Moran.
El libro comienza con ella masturbándose en la cama mientras su hermano pequeño duerme en la cama de al lado y a partir de aquí viajamos a sus inicios en el periodismo musical, a su encuentro con los grupos, a las noches locas y al sexo, al mal sexo, al peor que hay, pero siempre hay que comenzar por algo. «Quiero ser la tía sucia, sexy y malhablada de las mujeres jóvenes de hoy día. Siempre escribiré sobre adolescentes gordas y solitarias, como Woody Allen siempre ha escrito sobre judíos neuróticos en Nueva York. Quiero ser un modelo de conducta para estas chicas. Mi gran modelo femenino cuando crecía era Bugs Bunny cuando se vestía de conejita. Por suerte esto ha cambiado y existen mujeres como Tina Fey, Lena Durham o Amy Poehler que abren el abanico de posibilidades», afirma la auntora de «Cómo ser mujer».
El plan de Moran es que esta novela sea la primera parte de una trilogía que seguirá con «Cómo se hace un famoso» y «Cómo se hace un partido», «que seguirá a los mismos personajes 20 años después, cuando harto de la política del siglo XIX de Inglaterra decidirán crear su propio partido. En realidad es mi plan para convertirme en presidente», asegura Moran. Y sería una locura no votarla, tres hurras por ella.
✕
Accede a tu cuenta para comentar