Musical

Todos somos Michael Jackson

El Coliseum acoge el espectáculo «Forever» que reúne las mejores canciones del inmortal artista.

El bailarín Álex Blanco se convierte en el doble de Michael Jackson capturando todos sus típicos movimientos que convirtieron sus coreografías en legendarias y auténticas joyas de la cultura pop de finales del siglo XX. Archivo
El bailarín Álex Blanco se convierte en el doble de Michael Jackson capturando todos sus típicos movimientos que convirtieron sus coreografías en legendarias y auténticas joyas de la cultura pop de finales del siglo XX. Archivolarazon

El Coliseum acoge el espectáculo «Forever» que reúne las mejores canciones del inmortal artista.

El bueno de Jack Engle siempre iba a desayunar al bar al lado de su trabajo. Cada día a las ocho y media entraba cabizbajo y falto de energía, se sentaba al final de la barra, y pedía un café con leche y un croissant. Con la mirada perdida y en silencio, comía con prisas, en completo silencio. No ojeaba un periódico, no miraba la televisión, ni hablaba con nadie, sólo miraba pensativo al suelo. No tardaba mucho tampoco, devoraba el croissant en un santiamén y bebía el café de un trago por muy caliente que estuviese. Al acabar se levantaba de un salto del taburete y gritaba «¡Auuugh!». Entonces daba una vuelta sobre sí mismo, levantando al final la mano derecha. Luego seguía su camino hacia la puerta. «¡Hi hi hi!», exclamaba al salir fuera.

En el bar lo conocían de sobra y no les sorprendía su extraño comportamiento. Cada día hacía lo mismo, por qué iban a extrañarse. «¡Auuugh!», gritaba Jack y sí, es cierto, a veces sí cogía un poco por sorpresa. «¿Qué piensas, Jack?», le preguntaba algunas mañanas Michi, el dueño del bar, pero sabía que si no había acabado su café no contestaría. «¿Quién es?, le preguntaban los otros clientes del bar cuando se marchaba con sus graciosos bailecitos. «¡Quien va a ser!», contestaba Michi.

Aquella mañana, no fue diferente. Como si fuese un reloj, a las ocho y media Jack Engle volvía a entrar al bar y se sentaba al final de la barra. Siempre iba vestido con su impecable mono azul, dejando ver en el cuello una camiseta blanca interior. Pidió su croissant y café con leche y cuando acabó, todos se le quedaron mirando esperando divertidos su famoso grito. Lo esperaban con ilusión, les encantaba. Sí, volvió a gritar «¡Auuugh!» y a dar una vuelta sobre sí mismo, pero esta vez arrancó a la vez todos los botones del mono, quedándose en camiseta y comenzó a caminar de espaldas

Aquello hizo enloquecer a las ocho personas que había en ese momento en el bar. Comenzaron a aplaudir y dar alaridos de alegría. El bueno de Jack Engle no dijo nada, simplemente se marchó, como todos los días, y se fue a su trabajo. Nadie sabía en lo que trabajaba,pero tampoco les importaba lo más mínimo. Lo único que querían es que volviese al día siguiente. Les reconfortaba encontrarselo allí y les contagiaba una extraña energía, como si les hiciese creer que todo era posible. «¿Quién es?», le volvieron apreguntar a Michi aquella mañana. «Eres tonto o qué te pasa», contestó, «es Michael Jackson, trabja aquí al lado».

El fenómeno Michael Jackson sigue igual de vivo, a pesar de que ya hace prácticamente una década de su fallecimiento. Su talento sigue despertando admiración y contagio y consiguen hacer creer a una sociedad cínica y cansada de que todavía todo es posible, cualquier cosa puede pasar. Porque Michael Jackson sólo ha habido uno, pero su talento es que dejó un poco de Michael Jackson en todos nosotros.

El Teatre Coliseum acoge hasta el próximo 27 de mayo el espectáculo musical «Forever», que presenta a las nuevas generaciones las mejores canciones y coreografías del llamado rey del pop. Avalado por el padre y Jermaine Jackson, uno de sus hermanos, el montaje no es simplemente un recopilación de éxitos interpretados por un imitador, sino que es un completo musical en el que 12 bailarines, 7 cantantes y cinco músicos se reparten el protagonismo demostrando no sólo que todos somos Michael Jackson, sino que el milagro era que Michael Jackson era en sí mismo todos nosotros.

El montaje se estrenó hace unos siete años y ahora se reestructura por completo para ofrecer un espectáculo en gran escala, donde las actuaciones en directo comparten protagonismo con múltiples proyecciones audiovisuales. «Queremos que las nuevas generaciones no olviden quién era este mito. Queremos rememorar su historia y sus grandes éxitos», señala Carlos López, promotor del espectáculo que en enero estaba en Madrid.

Grandes expectativas

De momento, con 12.000 entradas vendidas antes incluso de su estreno, ya se ha tenido que prorrogar una semana en el teatro. «No podrán ser más porque el teatro ya tiene otros compromisos, pero esperamos volver la próxima temporada», aseguraron ayer desde la promotora. En el espectáculo se pueden escuchar desde «Beat it» o «Thriller» a «Smooth Criminal» o sus últimos éxitos como «Earth song» o «You rock my world». Quien hace de doble o imitador de Michael Jackson es Álex Blanco, «un bailarín prodigioso, de gran parecido, cuya humildad y rpofesionalidad son contagiosas», reseña López. Aunque el protagonismo del montaje es coral puesto que el rey del pop era demasiado grande como para contenerlo en una única persona. ¡Larga vida al rey!