Vueling

Trabajadores de la aerolínea alertaron del caos ya en mayo

Ahorra costes en recursos y no tiene flota de retén en caso de contratiempos

Personal de facturación de Vueling atiende a los viajeros en el Aeropuerto de El Prat,
Personal de facturación de Vueling atiende a los viajeros en el Aeropuerto de El Prat,larazon

Ahorra costes en recursos y no tiene flota de retén en caso de contratiempos

Se veía venir. En el mes de mayo y tras los incidentes registrados por Vueling el verano pasado, cuando la compañía catalana protagonizó más de la mitad de las incidencias en los aeropuertos españoles y se erigió como la compañía menos puntual en Europa, según los datos de la consultora estadounidense Flightstats, este diario se puso en contacto con varias personas vinculadas a la compañía. Entonces, ya anunciaron un desastre de grandes magnitudes.

«Se va liar», indicaba un piloto de Vueling, quien advertía de que «habrá muchos retrasos» y recomendaba «no viajar con Vueling». En la misma línea, otro empleado de la compañía lanzaba un llamamiento a los pasajeros: «Que se preparen este verano porque si pillan algún día algún problema, derivará en multirretrasos de gran duración». Explicaba que «Vueling no dispone de la flota ni la tripulación necesarias para operar todos los vuelos que tiene programados. Los retrasos se van acumulando y si las tripulaciones se pasan de las horas de vuelo estipuladas, entonces hay que esperar a una nueva tripulación fresca para que el avión pueda despegar y no siempre hay». «Es como un efecto dominó que arrasa y arrasará este verano otra vez», alertaba dicha fuente, que admitía que «internamente los empleados estamos quemadísimos».

Los empleados se quejaban de que por más que insistan en que la compañía ha de invertir en dar un paso adelante, «no nos hacen ni caso». Son muchos los que no compartían que la aerolínea señale a IAG como la «culpable». «Parece que que tiene a Vueling como un simple generador de ingresos al menor coste posible y es que a veces parece que quieran que Vueling se muera ella sola», lamentaba.

La misma teoría defiende un portavoz de una agencia de consumidores que lidia con frecuencia con las compañías aéreas. «En Vueling lo que interesa es sacar el máximo rendimiento a sus aviones», explica, con lo que la compañía incurre en dos conductas de riesgo a la hora de garantizar su buen funcionamiento. Por un lado, invierte lo mínimo posible en recursos personales y materiales, con lo que no cuenta con flota ni tripulación de retén en caso de producirse algún contratiempo. Por otro lado, en Vueling, como otras compañías low cost, «programan los vuelos con escaso tiempo de reserva, apenas media hora, porque si en un día pueden programar a un avión 10 vuelos, será mejor que cinco por un tema de rentabilidad».

Desde consumo, alertan de que «de concurrir algún imprevisto, la compañía no tiene margen de tiempo para reaccionar, con lo que acaba cayendo en una serie de retrasos y hasta cancelaciones». Tambien aseguran que «nos encontramos ante un supuesto de mala organización de la compañía», porque según las pautas y jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que recomienda dejar dos horas de margen de tiempo entre vuelos y tener a disposición aeronaves y tripulación de retén.

Ante todas estas críticas y acusaciones, Vueling niega la mayor. Según Xabier Martínez, del departamento de comunicación, «Vueling ha tenido un crecimiento sostenible, exponencial y rentable» aunque los datos no dicen lo mismo. Desde 2013, cuando la IAG lanzó una Opa y compró Vueling, que entonces operaba 222 rutas y contaba con una flota formada por 70 aviones y una plantilla de 2.300 empleados, la compañía catalana ha duplicado sus rutas, llegando este verano a superar las 400 por primera vez en su historia, un crecimiento que no ha ido acompañado por un significativo incremento de recursos.

En el presente año, Vueling dispone de un total de 107 aeronaves –37 más que hace tres años– y 3.500 empleados, 1200 más que en 2013. De hecho, en junio de 2015, la compañía catalana ya había triplicado en dos años sus beneficios respecto a lo previsto en la Opa, superando las ganancias que IAG tenía previsto lograr en seis años.

Faltan recursos

Martínez aseguraba a finales de mayo que «Vueling ha tomado las medidas necesarias para que este verano no se repitan los incidentes del año pasado: se ha incorporado a 600 personas más a la plantilla –400 azafatas y 200 pilotos–», los cuales ahora sabemos que se encuentran en proceso de instrucción con lo que por el momento y hasta finales de agosto no podrán trabajar. Además, «se ha incrementado el tiempo de escala de cara al verano», que a pasado de los 35 minutos a los 40. También «se ha aumentado el personal del call center y hemos creado la figura del asistente al pasajero en el aeropuerto para informar a los clientes». Entonces, Martínez decía que la compañía «ha aprendido de la experiencia del verano pasado, en el que algo se hizo mal y la prioridad es no cometer los mismos errores y centrarnos en dar servicio al cliente». Pero a tenor de los retrasos y cancelaciones registrados en los primeros días de las vacaciones y las quejas de los pasajeros por la falta de información, Vueling revive un verano aún más desastroso.