Literatura

Literatura

Un día con Sylvia Plath en Barcelona

Una carta de la poeta estadounidense permite saber que pasó un día de su luna de miel en la ciudad

Una imagen de la pareja de poetas formada por Ted Hughes y Sylvia Plath
Una imagen de la pareja de poetas formada por Ted Hughes y Sylvia Plathlarazon

El 22 de junio de 1956, una pareja de poetas recién casados dejaba la ciudad de Barcelona. Apenas habían estado unas horas, aunque sí el tiempo suficiente para dejar constancia de ese día en una carta.

El 22 de junio de 1956, una pareja de poetas recién casados dejaba la ciudad de Barcelona. Apenas habían estado unas horas, aunque sí el tiempo suficiente para dejar constancia de ese día en una carta. Eran Sylvia Plath y Ted Hughes, dos de los nombres más mitificados, para bien o para mal, en el mundo de las letras.

Los recién casados habían pasado su luna de miel en Benidorm, una población que en aquel momento todavía no tenía mucho que ver con la masificación turística. A Sylvia le gustó mucho el ambiente marinero del pueblo, como lo demuestran algunos de los dibujos que realizó en esos días y que fueron expuestos recientemente, así como las páginas de sus diarios y sus cartas. De ese tiempo es una misiva que ha visto la luz recientemente y que la poeta mandó a su madre Aurelia. Curiosamente el documento, hoy guardado con otros manuscritos en la Indiana University, no aparece en el volumen “Cartas a mi madre”, cuya edición preparó la receptora de este epistolario. No ha sido hasta hace poco que gracias al entregado trabajo de Peter K. Steinberg y Karen V. Kukil, se han podido publicar la totalidad de las cartas de la escritora en dos voluminosos tomos, todavía inéditos en nuestro y titulados «The Letters of Sylvia Plath». En el primero de ellos, tenemos una nota que Plath redactó entre el 20 y el 25 de agosto de 1955, durante la recta final de su estancia en Benidorm y hasta poco después de la llegada de la pareja de recién casados a París. Es en este documento donde se nos proporciona información sobre la breve estancia de Sylvia Plath y Ted Hughes en la capital catalana.

A Barcelona llegaron en un tren procedente de Valencia. El matrimonio pasó una «agotadora noche en un hotel lleno de moscas», en palabras de Plath. Era el más cercano a la histórica Estación de Francia.

El día siguiente fue distinto. El tiempo estaba de parte de la pareja. Según las páginas de «La Vanguardia» del 22 de junio de 1956, la previsión meteorológica tendría una «máxima, 26’6 grados a 15 horas; temperatura mínima. 21 grados a 6 horas, 50 minutos; sol eficaz, 6 horas, 48 minutos; precipitación acuosa. 3 litros por metro cuadrado». «El miércoles por la mañana en Barcelona fue encantador», escribe Plath a su madre. Ella y su marido pasaron parte del día en el cercano parque de la Ciutadella: «hice un picnic en un banco, mezclando atún y mayonesa y trozos de cebolla y rellenando una enorme barra de pan».

Un par de días antes de la llegada de la pareja, el Zoológico de Barcelona había visto como crecía sus fondos con la incorporación de un centenar de animales procedentes de la Guinea Española. Sylvia Plath fue una de las primeras en contemplar esos animales, como se puede leer en la carta. «Pasamos una maravillosa mañana en el zoológico (...) contemplando a unos mandriles de nariz azul y aspecto negro, centenares de pequeños monos amarillos rizados, pequeños como colibríes; puercoespines, una nutria juguetona, cocodrilos y crías de leones y águilas». Tras su paso por el zoo, los poetas comieron en «una elaborada posada vacía cerca de la cascada llena de cisnes» de la Ciutadella. Plath y Hughes comieron ese día bistec, vino, helado, además de carne roja.

Poco después, ambos se dirigieron a la Estación de Francia para tomar el tren que los trasladó hasta París.