Una hostelera felliniana

El amor invita siempre a la comedia, a celebrarlo como el gran juego de los errores. En realidad lo único que se puede saber es lo que no es amor, pero lo que sí lo es etiene que ser algo íntimo y privado. Porque el amor no es en absoluto una definición en busca de aprobado. Si fuese algo tan sencillo uno buscaría la definición en el diccionario para saber si se está enamorado, y no es tan sencillo. La paradoja sería esta. El amor sólo es tal cuando sucede, pero cuando sucede, ¿qué demonios es el amor? Quien diga que lo sabe, olé por él, o está enamorado y lo ha decidido con firmeza o es un miserable. Y hay algo irrevocable, hay que despreciar, sobre todo, a los miserables.

Carlo Goldoni despreciaba a los miserables, y lo hacía en el siglo XVIII, un tiempo lleno hasta el amanecer de miserables. Pero también sabía que eso del amor tiene tantas caras que hay que ser muy comprensivo con sus protagonistas, por muy miserables que sean. En «L’hostalera», el dramaturgo italiano, cosió diferentes historias de amor, diferentes en grado, en modo, en tono, bajo el paraguas de la hostalera del título, que verá como varios pretendientes no pararán en caer en sus redes, ¿o es todo lo contrario? Si el amor es el juego de los errores, Goldoni es el maestro.

Macarrones en escena

La Biblioteca de Cataluña acoge el estreno de la nueva adaptación del clásico goldiano. Pau Carrió transforma el espacio de la biblioteca en un bar italiano de los años 60, con toda la iconografía de las películas fellinianas presente como gancho estético y emocional. En lugar de butacas sólo hay mesas, con divertidos manteles a cuadros, rojos y blancos, en las que las 210 personas que podrán entrar en la función se convertirán en parte del atrezzo. Tanto es así que en el intermedio se les sirve un buen plato de macarrones, cortesía del restaurante «Gat Blau», del hermano de Carrió, y algo para beber, mientras se canta clásicos italianos.

La Biblioteca de Cataluña se transformará así, a partir del 18 de enero, en un gran teatro restaurante, en una producción ambiciosa, «como si del Nacional se tratase», comentó ayer Oriol Broggi, director de La Perla 29, con una compañía de siete actores y música en directo. Laura Aubert da vida a la hostelera y David Verdaguer a su antagonista, que a pesar de no creer en el amor no podrá evitar quedar hechizado por esta bella mujer, dueña de su propio negocio, y por tanto libre. Junto a ellos estarán Júlia Barceló, Javier Beltrán, Jordi Oriol, Alba Pujol y Marc Rodríguez. «Era un proyecto que hacía tiempo que tenía en la mochila. Me encantaba la idea de un clásico en el que la gente pudiese comer. Además, como es mi primera comedia, el reto era apasionante», aseguró ayer Carrió en la presentación del montaje.

La idea de modernizar el texto y situarlo en los 60, según Carrió, tiene mucho sentido. «A parte porque es una estética que me gusta, en los 60 fue una época en la que también se cuestionó mucho lo que es y no es el amor», comentó. De Goldoni a Fellini y tiro por que me toca, con especial atención a la dirección musical de Arnau Vallvé, lleno de clásicos italianos, por no hablar de los macarrones. ¡Viva Italia, viva el amor!